VUELTA AL ANETO 2014 (58 Km y 3700+) (26 de julio)
Crónica:
Bueno, ahí
va mi pequeña aportación personal sobre esta carrera y algunas
reflexiones. Espero no aburrir demasiado.
Supongo que hay muchas carreras de
montaña, algunas más técnicas que otras, algunas de media montaña
y otras por zonas que sobrepasan con creces los 2000 o 2500 metros de
altitud. Llevo un año corriendo por las montañas, no tengo mucha
experiencia pero ya he estado en varias carreras con zonas más o
menos difíciles y reconozco que los 25 km. aproximadamente que van
desde el Refugio de la Renclusa hasta cerca del Refugio de Coronas,
en condiciones climáticas buenas son, más que una carrera, una
travesía de alta montaña bastante peligrosa.
Según avanzaba entre tanta piedra y
nieve, pensaba en los que habían salido a las 12 de la noche y
habían atravesado aquellos parajes espectaculares, de noche, con
nieve dura y por ende, más resbaladiza y ....en fin, sin comentarios
....no tengo palabras para esos valientes que se atrevieron y
finalizaron el Gran Trail Aneto-Posets.
Por lo visto, según he leído en
alguna crónica, fueron evacuados unas 9 personas de la montaña, una
de ellas bastante grave.
Espero que todos se recuperen y sigan
disfrutando de la montaña. Lo digo porque nunca se sabe y a la
montaña, en general, y a la alta montaña, en particular, hay que
tenerle mucho respeto y cuando empiezas a acumular papeletas corres
el riesgo de que te toque y como dice aquél: la montaña nunca se va
a marchar y si hoy no se puede y te ves cada vez con más números,
lo mejor es darse la vuelta y volver a intentarlo en otra ocasión.
Volviendo sobre esta carrera: Vuelta al
Aneto (58 kilómetros y 3700+) comenzaré diciendo que arrancó a las
7 de la mañana desde el bonito pueblo montañero de Benasque con una
temperatura de unos 10 grados. Me puse la chaqueta y no me la quité
hasta el mediodía aproximadamente, en la ascensión al collado que
seguía al de Salenques.
Los primeros kilómetros avanzamos,
parte por pista forestal, parte por sendero, en suave ascenso
rodeados de espectaculares montañas y dejando a un lado el río
Esera. Atravesamos los baños de Benasque, el Hospital de Benasque y
seguimos ya por zona de sendero, con un día radiante. Me encontraba
bastante bien y tiré con fuerzas. El día, el lugar y el tiempo
invitaban a ello y más sabiendo que cuando llegar al refugio iba a
dejar de correr,... pero faltando unos kilómetros para llegar al
Refugio de la Renclusa (kilómetro 20) me vino el hombre del mazo y
no tuve más remedios que parar, tomar aire y empezar a comer y beber
para recuperar. Me pasaron unos cuantos corredores y poco a poco,
gracias también al avituallamiento del refugio, recuperé algo de
fuerzas aunque notaba los gemelos bastante acalambrados.
De la Renclusa subimos y luego bajamo
ya por un terreno mucho más complicado. Apenas hay trazas de senda y
empezamos a jugar con los primeros pedruscos, perdemos altura para
bajar al Plan de Aigualluts, una llanura verde, casi un pantano
porque el terreno está inundado por todas partes. El itinerario
discurre por el borde de la llanura, pegado a la ladera y se ve
cortado en múltiples ocasiones por arroyos, cuando no por enormes
piedras, que saltamos o vadeamos como podemos. Sigo a ritmo tranquilo
dejando pasar a aquellos que se me van acercando y como veo que el
terreno se complica, prefiero ir en plan conservador.
Por el Valle de Barrancs volvemos a
ganar altura, a nuestra derecha los picos del macizo de la Madaleta
se levantan colosales, revestidos de blancos neveros, los últimos y
moribundos glaciares de los Pirineos. Ya no hay senderos y cada uno
sube como puede o por donde puede, con cuidado de no pisar una piedra
de las que se mueven o no darse un resbalón y acabar en el hospital.
Algunos se defienden bastante bien con los bastones. En mi caso, las
manos y a arriesgar lo menos posible. En uno de esos intentos se me
acaba subiendo un gemelo y al otro le quedó poco. Tomo otra pastilla
de sales y sigo bebiendo. Así, a ver como acabo! pensé. Pero lo que
es el cuerpo y estas carreras que te llevan horas y horas.... pues,
aproximadamente, una hora después, tal vez por la concentración,
por la alimentación, etc. lo cierto es que desaparecieron los
calambres y volví a encontrarme con las fuerzas propias del momento
que llevaba en carrera, es decir, cansado pero sin molestias.
Pisamos los primeros neveros y seguimos
ganando altura en dirección al Collado de Salenques, techo de la
carrera con 2808 mts. Atravesamos un primer collado o mejor dicho, lo
escalamos. A los lados nos rodean las montañas, cada vez más
próximas. Hay muchos arroyos y sientes el agua discurrir debajo del
enorme caos de piedras que estás atravesando. Decido tirar de las
pastillas potabilizadoras y llenar los bidones de agua. Otros
corredores hacen lo mismo. Recuerdo que uno me dijo que el año
anterior había rellenado el agua en el mismo sitio y que se podía
beber sin problemas. Doy fe de ello.
Cerca del collado de Salenques hay
bastante nieve y la organización ha dispuesto unas cuerdas fijas a
las que, yo al menos, si echo mano pues de lo contrario notaba que
resbalaba. En otras zonas han habilitado escalones de nieve y con
lentitud ascendemos, entre neveros y enormes bloques de piedra
granítica. Los que llevan bastones, por la nieve avanzan mejor, pero
en las zonas de piedra, muchas veces les estorban. De todas formas,
se nota en muchos su control y experiencia con los bastones y su
ascenso entre las piedras. Creo que volví a acertar en no llevarlos
aunque poco a poco, trato de acostumbrarme a ellos.
En el collado de Salenques, por lo
visto, los del del Gran Trail pasaron sobre las 4 de la mañana y
entonces la nieve estaba mucho más dura. Leyendo crónicas me entero
que un corredor ha sufrido un grave accidente y ha sido trasladado de
urgencias al hospital de Zaragoza. Ya digo, si de día es peligroso
andar por esos sitios, de noche, no quiero ni pensarlo.
El collado es una brecha en la pared
que separa el Valle de Barrancs del de Salenques. Al otro lado te
encuentras con unas vistas espectaculares pero sientes que estás en
una zona muy peligrosa. Prefiero no pensar mucho y seguir avanzando,
despacio y viendo por donde van los que me preceden. En ese lado hay
cuerdas de acero y bajamos con mucho tiento. De vez en cuando
escuchas gritos, mezcla de alegría y de histerismo. Más abajo lo
comprendes. Llegamos a un gran nevero con bastante desnivel donde la
única forma de bajar es haciendo la modalidad llamada: "culo-esquí".
Hay que tener cuidado de no torcerse porque las piedras están a
ambos lados y con la nieve ... Los que llevan bastones frenan con
ellos. En mi caso, utilizo los talones y, en última instancia, las
manos. Hay que lanzarse, no queda otra. Luego vendría otro nevero
donde hice lo mismo. Aunque peligroso, fue divertido.
Sigo avanzando. Atravesamos la parte
más salvaje de la aventura, en esta región los lagos de montaña no
vienen en el mapa como ibones sino como Estanys: Estanys de
Salenques, Cap de la Vall, Negre... Cap d'Angliós... Son siete
kilómetros de terreno muy técnico, con mucha piedra, algunas
sueltas, donde el equilibrio y la concentración juegan un papel
importante, por lo menos desde mi punto de vista. Ascendemos otro
collado y después de bastantes horas y de rellenar otra vez los
bidones, de perdernos en un valle y de subir otro pico, conseguimos,
por fin, ver algo de civilización, coches y una carretera asfaltada,
y llegar al objetivo de todos, que no es otro que llegar al Ibón de
Llauset, un pedazo de lago represado donde se sitúa el segundo y
último y avituallamiento sólido y líquido. La gente se apelotona
comiendo y bebiendo como posesos. No me entretengo mucho tiempo.
Cargo los bidones y a seguir.
Después del avituallamiento me atrevo
a correr un rato por una zona de sendero que vadea el lago pero en
seguida empieza una fuerte subida camino de otro collado, el de
Vallibierna (2732 mts) Las fuerzas me van escaseando y el avance se
hace lento, primero por un sendero, más o menos marcado, atravesado
continuamente por un arroyo y luego ya, al final, más piedras y algo
de nieve. Después de ese collado ya todo será bajada pero no será
tan fácil. Estamos por el kilómetro 40 aprox. y pareces que llevas
una eternidad, no tanto por el desnivel que has realizado sino por la
dificultad técnica de atravesar tanta piedra. Me uno a un chaval que
va extenuado y cansado de tanto escalar. Ha guardado los bastones y
avanza escuhando música y deseando llegar al siguiente control, el
Refugio de Coronas, desde donde quedan 13 kilómetros pero ya por
pista forestal fácil y corrible. Yo tengo la misma sensación. Otro
está deseando terminar y comenta que va a dejar el trail running por
una temporada. Esbozo una sonrisa y le contesto que lo que estamos
haciendo es otra cosa, pero que, desde luego no es correr por la
montaña.
Sigues bajando por grandes piedras y
poco a poco volvemos al bosque y a senderos más fáciles. Ya todo es
descenso. Me noto cansado, sin embargo, aún me quedan fuerzas para
seguir corriendo y bajar los últimos 13 kilómetros a un buen trote,
con alguna parada corta de vez en cuando. La gente nos anima y en los
últimos metros, cerca del pueblo, por la carretera nos pitan los
coches. Tal vez muchos saben por donde nos hemos metido o no, o sólo
ven la cara de esfuerzo de los que van llegando.
La entrada a Benasque, todo el pueblo
volcado, es digna de vivirla y recordarla.
Al final acabo cansado pero sin ninguna
molestia y lo que es mejor, sin un solo golpe; sólo las manos algo
doloridas.
Acabaron la carrera 440 y unos 60
abandonaron y otros tanto no tomaron la salida. Mi puesto fue el 182
con 12 horas y 55 minutos. Mi reloj me marcaba 60 kilómetros.
Eso es todo. Creo que me he alargado
más de la cuenta.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario