VI
Formentera All Round Trail 72
km y 800 +
25
DE MARZO DE 2017
Tras conseguir ser finisher del Ultra Trail Sierras del
Bandolero 100 millas
(166 km
y 6500 +) en su primera edición en esta distancia, afrontaba, 3 semanas después
una ultra de media distancia, de unos 72-74 km y unos 800 + por la isla de Formentera
(Baleares), la Formentera All Round Trail en su VI edición, dando
prácticamente la vuelta a toda la isla, con bastantes tramos “trotables” y con
otros de trepada y muchas zonas del track por la arena de la playa.
Al inscribirme, sabía que para esta carrera no iba a
estar recuperado de Bandoleros. La
cuestión es que las secuelas de esta épica edición fueron mas duras de las
previstas, entre otras, la pérdida de unas cuantas uñas, ampollas de varios
tamaños y grosores, tobillos hinchados durante algo más de una semana, cintilla
iliotibial en ambas rodillas y otras molestias varias que poco a poco fueron remitiendo. Decidí tomar las tres semanas en modo reposo
activo, es decir, senderismo y entrenamiento a base de gimnasio y bicicleta de
carretera, tratando de evitar todo entreno con impacto.
Lo que más me preocupaba eran las dos rodillas y como
iban a poder responder. Toda una
incógnita que descubriría al empezar a correr; ¡así habría más aliciente! Al
igual que en Bandoleros y en carreras anteriores, volvería a utilizar las Hoka Mafate
Speed, que ya llevan más de 1000
km pero resisten.
Había visto esta carrera en otras ediciones y tenía
verdadero interés en conocer esta isla.
Visto que los vuelos salían baratos y había hoteles a un precio
razonable, a mediados de febrero, decidí inscribirme. Al fin y al cabo, siempre dentro de un
espíritu de superación, esfuerzo y sufrimiento, corremos para disfrutar, para
vivir nuevas experiencias y conocer nuevos parajes siempre en la medida de lo
posible y pensando que el lunes hay que volver a trabajar. Me gustaría correr más rápido pero …
Tal vez, por eso hago ultras, porque puedes ir lento e ir intercalando
tramos corriendo y otros andando, uno mismo decide la dureza que le quiera
imprimir a la carrera y tal vez, porque pienso, que, en la mayoría de las
ultras, conseguir finalizarla en tiempo es ya toda una gesta.
El viernes 24 de marzo, al mediodía, cogí el vuelo en
dirección a Ibiza. En el aeropuerto
llovía y tras más de media hora esperando, un autobús de línea, nos trasladó al
puerto de Ibiza. Llegué por los pelos
pero pude coger el ferry de Balearia, Formentera
Direct, de las 16,30 en el que ya
iban muchas familias y corredores de la Formentera All
Round Trail. Las vistas de la ciudad de
Ibiza, su fortaleza, el mar embravecido y este pequeño viaje en barco me
supieron a gloria. Cada vez que salía a
la cubierta, a la intemperie, a disfrutar de los paisajes, notaba en mi cara y
en todo mi cuerpo el frío intenso que nos rodeaba. A lo lejos, o no tan lejos, se divisiba
Formentera.
Con esa tarde desapacible nos recibió el pequeño pueblo
de La Savina ,
lugar de salida y meta de la carrera, y único puerto de Formentera. Tras
recoger el dorsal en la carpa habilitada en el puerto, con regalo de mochila
incluida, y con muy buen ambiente entre voluntarios y corredores, y después de
las gestiones para alquiler un utilitario, un Fiat Panda, me dirijo al hotel
que se encuentra en el último avituallamiento de carrera, la torre de Punta
Prima, muy cerca de la localidad de Els Pujols.
Como siempre, no pude dormir en condiciones. Además, durante la noche llovió varias veces
pero lo que más me preocupaba iba a ser la fuerza del viento (anunciaban rachas
de 30 km/h ),
pues toda la carrera transita al lado del mar, por playas y acantilados.
A pesar del mal tiempo del viernes, el sábado amaneció un día espléndido, cielo azul claro. Tanto en la zona del hotel como en el pueblo de
Me
tomé un café cargado en la única cafetería del puerto abierta a esas horas de
la mañana. Los encargados de la
cafetería nos decían que estábamos locos.
¡Si ellos supieran! – pensé, recordando las vivencias de Bandoleros.
Como siempre, algo nervioso en los prolegómenos, las dudas habituales antes de una carrera pero siempre
feliz por afrontar un nuevo reto. En fin, y como suelo decir, cada uno es libre
de autoproponerse objetivos en esta vida.
En esta ocasión mi objetivo es
simple: finalizar la carrera. El tiempo
máximo de la organización son 12 horas. La cuestión es terminar un poco antes.
A las 8 y unos pocos minutos se dio la salida a los
ciento y pocos corredores de esta sexta edición. Como decía el speaker: bienvenidos al paraíso. La
salida es rápida, por las calles de La Savina. En seguida se gira a la derecha
buscando una primera laguna, Estany des Peix, corriendo por su orilla en
fila india. Mi ritmo es bueno y no
siento ninguna molestia y apenas si hace viento.
Tras dejar la primera laguna, avanzamos unos cuantos
kilómetros por carril y después de adelantamientos varios cada corredor va
buscando su ritmo y los puesto se van estabilizando. Algunos salen muy fuerte pero a los pocos
kilómetros comienzan a pararse.
Al llegar a la zona de los acantilados y
Sobre el kilómetro 12 empieza una ligera subida por zona
de acantilados y después nos alejamos un poco, entre senderos tamizados de
piedras e hieras y con abundante vegetación y arbustos diversos, hasta que
llegamos a una carretera asfaltada que nos conduce al faro de Cap de Barbaria
y luego por acantilado hasta la torre del mismo nombre. Son unos tres kilómetros de ida y vuelta por
asfalto, el de ida en bajada y el de vuelta en subida. En la torre, sobre el kilómetro 17, a la que hay que dar la
vuelta, esta el primer puesto de control y avituallamiento, bastante completo,
por cierto. Como varias barritas, alguna galleta, tomo una lata de aquarius y
cargo agua y a seguir. A este punto
llegué en una hora y 43 minutos en el puesto 59. Ya por este punto me sentía feliz porque
todas las molestias se reducían a una, a la de siempre, a la tendinopatía en
los isquiotibiales de la pierna izquierda pero nada de cintillas.
No obstante, los gemelos empiezan a molestar un poco pero soportable. Ahora hay que afrontar el tramo más duro, zonas de trepadas en acantilado, senderos con piedra y luego mucha zona de arena hasta llegar a la salida de la maratón en
Una vez pasados estos tramos técnicos, seguimos por acantilado con muchas piedras de todos los tamaños. En algunas zonas no hay ni senderos, en realidad son bancales de roca de los propios acantilados. Correr se hace difícil y decido ir con cuidado por que los bancales están salpicados de hoyos y zonas puntiagudas y lo mejor es no caerse.
Poco a poco vamos bajando de la zona de acantilados en
dirección a la playa. Ya en la playa, la
arena es fina y el correr supone un gran esfuerzo. Cada vez me duelen más los gemelos y en
muchos tramos de arena decido seguir andando.
Por suerte, hay unos cuantos tramos que salvan las dunas
con pasarelas de maderas (regeneración de dunas) y por ahí avanzamos mucho mejor. La
mañana sigue avanzando y el calor
empieza a apretar. Sigue haciendo
bastante viento pero las vistas de la isla, la playa, los acantilados, lo
compensan casi todo. Algún corredor se
une a mi ritmo, otros me adelantan, alguno se para. En fin, un poco de todo. Lo que más me
sorprendió es ver como un corredor me adelantó por la zona de las pasarelas
corriendo descalzo y luego otro que iba con las famosas Fivefingers. ¡Máquinas!- me digo. !No quiero ni pensar como
han atravesado toda las zonas de acantilados!
Luego me enteré que algún corredor la quería hacer descalzo pero la
organización se lo impidió y que, como mínimo, se tenía que poner las suelas
referidas. Supongo que por zona de playa
se dieron el gustazo de correr descalzos.
De hecho, el que iba corriendo descalzo, más tarde, se paró para ponerse
otras fivefingers. Por esta zona me
quedé sin agua y entre el calor y los tramos de arena, estos últimos kilómetros
se me hicieron mentalmente bastante duros.
Por fin, sobre las 12 de la mañana, alcanzo el
avituallamiento de Els Arenals (km. 33).
Buen ambiente, muchos voluntarios, la mayoría chicos y chicas
jóvenes. Cargo agua, otra lata de
aquarius, refresco de cola, varias barritas de proteínas, algún dulce, plátano
y a seguir. Ya son cuatro horas de carrera. Decido tomarme
un tramo andando mientras doy buena cuenta de varios dulces. De todos modos, en este tramo, abandonamos la
zona costera para adentrarnos por carril hacia el interior de la isla y con
varias subidas contundentes y el calor sigue apretando, por lo que lo de
correr, como que costaba un poco. Pero
claro, como todo lo que sube, luego baja, y en esas bajadas por carril corría
como buenamente podía ya que los dolores musculares me lo ponían difícil. Es una zona bonita, bastante sombreada. Sigo avanzando, la mayor parte del terreno
por carril, por zonas de huertos y casitas, en un entorno bucólico y familiar y
deliciosamente entrañable. El balizaje
está bien pero en cada cruce seguimos las indicaciones hacia el Faro de la Mola , sobre el kilómetro
42. Parece que el dolor de gemelos va
remitiendo y haciendo caco (caminar-correr) avanzo hasta el siguiente punto de
control. En los últimos kilómetros la
carrera nos conduce por un sendero muy lindo, cerca del acantilado, hasta llegar al Faro de la Mola.
En este avituallamiento, se permitía dejar una
bolsa. Decidí no dejar nada. Por este punto, ya llevo 5 horas y 20 minutos
de carrera, en el puesto 60. Comí un
cucurucho de pasta, dulces, algún trozo de plátano, trozos de barritas,
refresco de cola y algo de bebida isotónica, cargué agua y en pocos minutos
estaba saliendo en dirección a Es Caló.
Al igual que los anteriores, buena organización en el
avituallamiento. Había una chica que iba
preguntando a los corredores qué necesitaban. También había bastantes familiares de
corredores. Se puede decir que era el
punto intermedio de la carrera.
A partir de aquí, la carrera mejora para mí en lo que a sensaciones se refiere. Sopla un viento más fresco, siento que el calor remite y que las molestias en los gemelos empiezan a difuminarse. Avanzo más rápido. A pesar de todo, me pasa uno de los corredores que calza las fivefingers. Decido seguir su ritmo. Del carril y de zonas de huertos, pasamos más tarde a senderos próximos a los acantilados. En uno de estos senderos pedregosos adelanto a mi compañero de fatigas, bastante peculiar, por cierto, muy espigado, vestido de amarillo, con gafas de sol muy ajustadas y aerodinámicas. Y al poco de pasarlo viene el último tramo técnico, una bajada bastante peligrosa por una pared de roca donde hay que echar otra vez, si o si, culo a tierra. El problema es que la parte interna de la rodilla izquierda, que no me duele al correr, si me molesta al apoyar o al hacer palanca. Bajo con mucho cuidado, seguido por el de las fivefingers.
Una vez atravesada, seguimos por zona muy agreste y con
bastante vegetación. El balizaje me
juega una mala pasada y me pierdo por unos instantes pero al poco retomo el
camino correcto. Volvemos a adentrarnos
en la isla, dejando a un lado los tramos de acantilados por un sendero estrecho
y sombreado. Comenzamos a dar alcance a
algunos corredores rezagados de la maratón que habían salidos desde Els
Arenals. Las balizas me siguen jugando malas pasadas y vuelvo a equivocarme
pero son escasos minutos de pérdida. Tal
vez sea la única queja que se puede poner a la organización. Creo que haría
falta un mayor número de balizas.
De nuevo, un sendero por acantilados, tal vez la zona más
alta y espectacular desde que la que se tenían unas vistas panorámicas de toda
la isla de Formentera, así como de los islotes y de Ibiza. Sobran las palabras para describir estos momentos.
Sólo por correr ese tramo merece la pena correr la (FART) Formentera All Round
Trail. Tras varios kilómetros
asombrosos de acantilados hay que bajar de nuevo a pie de playa por una especie
de calzada romana repleta de piedras de todos los tamaños. Allí tenemos el siguiente avituallamiento,
en la población Es Caló, sobre el kilómetro 52.
Apenas si paro para tomar un vaso de refresco de cola y
algunos dulces. Vuelvo a la carrera por una zona de acantilados bajos, a pocos
metros de la playa, pero sin correr por la arena y si por senderos más o menos marcados
y corribles. Una pareja que está
corriendo la maratón me sirve de referencia durante este tramo hasta que los
adelanto en un tramo de subida por los acantilados. Alcanzo a un corredor de la prueba larga, y
juntos, corriendo a buen ritmo, realizamos el último tramo hasta el siguiente
avituallamiento, Torre de Punta Prima, sobre el kilómetro 62 y ya con 8
horas de carrera, aproximadamente sobre las 16 horas de la tarde.
Tan solo restan 10 kilómetros para
acabar y cada vez me encuentro mejor.
Decido seguir el ritmo del compañero.
Bajamos de nuevo a la playa en el pequeño pueblo de Els Pujols. Después de unos kilómetros entre pasarelas de
madera para salvar las dunas que están regenerando y algún tramo de paseo
marítimo donde los turistas nos animan sentados en sus terrazas, hay que
afrontar unos cuantos kilómetros de playa.
Trato de buscar la zona donde cueste menos andar por la
arena de la playa pero si me aproximo demasiado a la zona donde rompen las
olas, corro el riesgo de mojarme y creo que ya me mojé demasiado en Bandoleros.
Eso sí, las vistas de la cercana isla de Ibiza, el agua
cristalina de un azul intenso rompiendo contra la playa hacen que este tramo
sea algo más liviano, amen de que ya me queda poco para terminar y eso siempre
anima.
Al abandonar la zona de arena hay que coger un carril
durante 4 kilómetros
que nos lleva a la meta. En este tramo
entablo conversación con el corredor con el que he hecho los últimos 10 kilómetros . Es de Barcelona. Hablamos de ultras, de carreras realizadas y
de nuestras ciudades, Málaga y Barcelona.
En esta zona de carril adelantamos a unos cuantos corredores de la
carrera larga y a otros de la maratón, mientras contemplamos, al fondo, la
carpa de meta y tenemos, a un lado, el mar y la isla de Ibiza y a otro, una
zona de salinas, Ses salines y posteriormente, otra gran laguna, Estany
Pudent. Me siento con fuerza. El barcelonés se empieza a quejar. Le animo a seguir juntos. Apenas si faltan 2 kilómetros . Al final se para y me pide que tire. Y así, sin parar de correr, entro en meta de
una bonita y recomendable carrera, la Formentera
All Round Trail, 25 de marzo de 2017, en el puesto 50, en 9
horas y 30 minutos, como siempre, con la bandera de mi club, Trail Running
Málaga.