2020 RETO PERSONAL CAMINO DE SANTIAGO: PONFERRADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA (21 Y 22 DE JUNIO DE 2020) 216 KM Y 4000 +

  RETO PERSONAL CAMINO DE SANTIAGO: DESDE PONFERRADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA (21 Y 22 DE JUNIO DE 2020) 216 KM Y 4000 + SIN PARAR.


"Lo importante no es la meta sino el esfuerzo para llegar a ella"

                        Al fondo Ponferrada, tras subir el primer repecho y ajustarme la mochila.

      

     A fin de salir con fuerzas de la primera ola de la pandemia, entre marzo y junio de 2020, y visto que apenas había carreras previstas, decidí coger la maleta y afrontar un buen reto personal. Puse rumbo a Coria (Cáceres), mi pueblo, para visitar a mis padres y desde allí hasta la ciudad de los templarios de Ponferrada (León) y que ya conocía por haber corrido la ultramaratón de los 101 Peregrinos, en abril de 2016. En Ponferrada, tras pasar la noche en un hotel, dejé el coche, justo al lado de la estación de autobuses de la referida ciudad y todavía de noche y con el gps en mano, un garmin etrex 20x, me dirigí hacia el castillo templario de Ponferrada donde daba inicio a mi reto. Al final, la hora de salida de Ponferrada fue sobre las 6:48 horas del día 21 de junio de 2020 con llegada a Santiago de Compostela sobre las 19 horas del día 22. Aproximadamente, un total de 216 kilómetros y 4000 + recorridos sin parar, día y noche, en un tiempo de unas 37 horas. Mi objetivo no era un tiempo determinado, tan solo llegar al destino y ver como me desenvolvía en la orientación con un gps de mano, tras la desafortunada experiencia en la Ultra Algarviana de diciembre de 2019 con el garmin foretrex 601. No obstante, si no hubiese apretado demasiado calor en la segunda mañana y buena parte de esa segunda tarde, el tiempo habría sido mejor. Por otro lado, me equivoqué al llevar una mochila con demasiado peso (5 barritas de avena, dos móviles, ropa limpia, frontal, etc) y el roce de la misma y la humedad acabaron provocándome varias heridas en la espalda.


    Esta foto, con ese lema tan bonito corresponde a un edificio de Ponferrada que me llamó la atención la tarde antes del reto mientras me daba un paseo por la ciudad.

    Este es el imponente castillo templario de Ponferrada, digno de visitar y conocer.


    Los mejores momentos fueron al principio, en la zona de Cacabelos y Villafranca del Bierzo (estaba menos cansado y se disfrutaba mejor de los paisajes, rebosantes de luz y color). También en la zona alta de O Cebreiro y luego, a partir de Melide, ya a la mañana siguiente, por las múltiples paradas en bares para tomar refrescos de cola e isotónica con mucho hielo y por supuesto, las conversaciones con los lugareños a lo largo de todo el camino. Eso sí, al realizar esta aventura justo después del estado de alarma, apenas si tropecé con algún peregrino, estando casi todos los albergues y bares cerrados. De hecho durante la noche tuve problemas para poder encontrar líquido para hidratarme. Apenas hallé fuentes y todas las máquinas de vending o estaban rotas o desconectadas y hasta que no llegué a Palas de Rei, justo antes del amanecer, no pude tomarme un isotónico. El problema es que a esa hora hacía mucho frío y la parada me dejó tiritando.

     
    Esta foto me la hice en Samos, sobre el kilómetro 85 del reto, en un bar donde pude dar cuenta de un café, un refresco de cola y un isotónico.  Recuerdo que hablando con la dueña del establecimiento, le comenté que corría ultras como la UTMB y otras muchas, casi todas por montañas, y también lo que estaba haciendo en ese momento.  Me puso una cara entre incredulidad y admiración y por supuesto desconocía que era la UTMB y las ultra trails.

    La noche me cayó pasado Sarriá, sobre el kilómetro 100 aproximadamente, tras un merecido descanso, y durante la primera parte de la madrugada me resultó bastante llevadera. Luego el cansancio y la falta de agua me condicionaron un poco aunque como la temperatura descendió pude seguir corriendo sin muchos problemas. Antes de llegar a Palas de Rei me alcanzó una espesa niebla que apenas si me dejaba 3 metros de visión, pero lo suficiente para seguir avanzando a un buen trote. Por cierto, otro contratiempo nocturno que tuve fueron los perros de varias casas y eso que no estoy hablando de cualquier camino perdido de nuestro país, sino que tal vez sea una de las rutas peatonales más transitadas de Europa. Si que es verdad que la mayoría se encontraban atados y que iba de noche y con un frontal. Puede que no estuvieran muy acostumbrados, pero entiendo que el dueño debe tener a sus perros vigilando su parcela para que nadie entre en su parcela. En fin, salvo en dos o tres ocasiones que estaban en medio del camino, casi esperándome, no tuve mayores problema aunque el susto te lo llevas. Recuerdo que en uno de esos encuentros me asaltaron 3 perros, uno de ellos un mastín enorme. Dejé de correr y sin parar de mirarlos y muy tranquilo, al menos aparentando eso, los dejé atrás. Creo que me subieron más las pulsaciones que ascendiendo al Monte do Gozo.


      Esta foto me la hice ya en Melide, sobre el kilómetro 165 aproximadamente.  Aproveché para descansar y tomarme un desayuno recuperador en un bar.

En definitiva, recomendable experiencia aunque si vuelvo a hacer otra aventura de este tipo, buscaré que sea en fechas más primaverales (abril o mayo). Lo dicho, en el segundo día pasé mucho calor. Incluso llegué a plantearme suspender la preinscripción para la PT281 Ultramarathon de 2020 (281 km) que se celebra desde hace unos años, en el centro de Portugal, a finales de julio y que está inspirada en la americana Badwater donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de 50 grados. Por suerte, y sobre todo, con mucho esfuerzo, sacrificio y afán de superación, pude concluir tanto el reto personal del Camino de Santiago, a pesar del calor, como luego participar y completar la PT281 en 60 horas, también con muchísimo calor y con bastante más esfuerzo.

    En cuanto a logística no tuve ningún problema. Al llegar a Santiago tenía reservado un hotelito muy cerca de la Plaza del Obradoiro donde pasé la noche. Como llevaba ropa limpia, al día siguiente paseé por la ciudad disfrutando de la mañana, muy cansado pero feliz, y sobre las 10 horas a.m. me dirigí a la estación de autobuses de Santiago donde saqué un billete en dirección a Ponferrada, vía Madrid. Al mediodía, casi sin enterarme porque estaba bastante fatigado y me quedé dormido en el bus, llegué a Ponferrada donde tenía aparcado el coche, y vuelta otra vez a Coria, a ver a mis padres, antes de volver de nuevo a Málaga.


                Al poco de llegar a la Catedral de Santiago de Compostela y la famosa Plaza del Obradoiro.

                        Creo que la oportunidad lo merecía.

Y esto también, comprado en el mercado de abastos de Santiago.

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