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lunes, 19 de abril de 2021

2014 - I TRAIL VILLA DE MONTEFRÍO (30 km y 1000+)

                                           2014 - CRÓNICA I TRAIL VILLA DE MONTEFRÍO (30 km y 1000+)

GRANADA - 17 MAYO 2014

  

Este sábado pasado, 17 de mayo de 2014, participé en el I Trail Villa de Montefrío, en la provincia de Granada. 

     El año pasado, por estas mismas fechas, se celebró la 2º edición de la CxM Cenes de la Vega.  Fue mi segunda carrera por montaña y la primera con un desnivel importante. Algo más de 200 inscritos.  Muy dura. Invertí más de 3 horas y 30 minutos por unos lugares fantásticos, con Sierra Nevada justo detrás, con un descenso final por un cortafuegos de vértigo y bastante satisfecho pero muy cansado.  La organización estuvo bien, sin alardes.  Recuerdo que me fui enseguida camino del hotel en Pinos Puente para ver a mis niñas y ducharme. Todavía quedaba mucho para hacer la paella.  Me dieron una cerveza, bastante amarga, por cierto, que arrojé en el primer contenedor que pude. En mi opinión, falló en la post carrera. Comento esta crónica con esta introducción porque el domingo 18 de mayo de 2014 se ha celebrado la tercera edición de la carrera de montaña de Cenes de la Vega y hasta el último momento no tuve claro si volver a participar en la de Cenes de la Vega o decantarme por la de Montefrío. Como siempre, como regla general, la de participar en nuevas carreras y conocer nuevos sitios, nuevas montañas, nuevas rutas, nuevas organizaciones, hizo que, al final, me decantara por la de Montefrío.  Craso error.  Tenía  la de Cenes de la Vega el sábado 18 de mayo e, incluso, ese mismo día se ha celebrado el I Trail Grazalema que viendo las fotos, creo que hubiese sido una decisión más acertada aunque me he enterado de la existencia de esta carrera el lunes 20 de mayo.

 

A mi modo de ver, estas carreras de montaña que organizan los pueblos se deben enfocar desde un punto de vista turístico y económico, lo que supone darle una publicidad acorde y tratar de implicar en mayor o menor medida al pueblo, que discurra por las calles céntricas y que finalice en la plaza o calle principal.  De esta forman se genera ambiente de carrera y la llegada a meta se hace mucho más espectacular que no entrar en una nave desangelada a las afueras del pueblo después de haber cruzado unas cuentas rotondas por mucho asfalto, sin gente y la que hay te mira con cara de sorpresa, sin ambiente, sin arco de meta, sin nada, más que un tipo con un ordenador pidiéndote la tarjeta y poco más.  Y para colmo, luego tienen un descontrol absoluto con la clasificación, es decir, la organización, peor es imposible.

 



 En cuanto a la carrera en sí, decir que realizamos una salida neutralizada por el pueblo, desde la nave, al lado del polideportivo municipal, siguiendo a la organización.  En seguida, se creo un grupo de unos 15, entre ellos Zaid que ya en la neutralizada iban marcando un fuerte ritmo.  En mi caso, como siempre, salida conservadora por lo que pueda pasar, y al poco tiempo los perdí de vista.   Después de una subida por asfalto empieza la zona de carril que se va a extender durante unos cuantos kilómetros en los que voy bien, me quedo siguiendo a dos chavales y por detrás, apenas si miro, pero no me pasa absolutamente nadie, es decir, por delante sólo está el grupo de unos 15 aproximadamente más los dos que mantengo a la vista.  El carril es de tierra compacta y la mañana es soleada y con una temperatura agradable.   Me pego a uno de los chavales que iba un poco distraído escuchando música.  Al otro lo adelantamos en el avituallamiento y no lo volví a ver en la carrera.  Es aproximadamente el kilómetro 8.  Nos meten por una carretera comarcal, asfalto puro y duro.  Se me une el chico de azul, el que iba escuchando música.  Algo hablamos.  Me dice que es de la zona, que conoce la carrera y que hay un sendero muy bonito más adelante que la gente de la zona conoce, llamada ruta hiponova y que supuestamente une por caminos de tierra Sevilla con Granada.  Después de varios kilómetros por asfalto, la organización nos vuelve a dirigir a otro camino de tierra más o menos llano.  Llegamos al primer punto de control y a partir de ahí se abre un bonito sendero en ascenso, con mucho arbusto, donde incremento el ritmo y dejo al chaval de azul.  Luego viene un descenso vertiginoso por un sendero de tierra suelta y vuelta otra vez al asfalto para enseguida retomar otro camino de tierra y el segundo de los avituallamientos.  A partir de ese momento avanzamos por un sendero con mucha piedra suelta, con bastantes socavones y con algún tronco en mitad del camino.   Obviamente, las fuerzas ya no están intactas.  Aminoro el ritmo para recuperar y por la peligrosidad del descenso.   El chico de azul y dos de Corduba Trail me adelantan en este descenso.  Tras varios kilómetros y un último descenso bastante peligroso llegamos al cauce del río.  Dejamos el sendero y volvemos a un camino más o menos ancho que discurre paralelo al río.  De vez en cuando hay que cruzarlo y siempre hay varias piedras que nos ayudan a evitar meter las zapatillas en el agua.  Después de varios cruces con el río, al final, esta la trampa.  Hay que mojarse sí o sí.  Menos mal que después del remojón viene otro avituallamiento.  Casi salgo a la par que el chico de azul y los de Corduba Trail.  Los tengo al lado.  A partir de ese momento entramos en la ruta hiponova que sigue paralelo al río pero empieza a subir.  El paisaje es bastante bonito y se disfruta del recorrido.  Adelanto al chico de azul que ya no lo vuelvo a ver más.  Me comenta que va con el depósito vacío.  Sigo avanzando a buen ritmo.  Al terminar la ruta hiponova nos vuelven a realizar otro control de paso.  Pasado ese control de paso empezamos una bajada y gracias a los de Corduba Trail que se habían perdido y habían hecho unos cuántos metros más, nos damos cuenta que la carrera deja el camino y se vuelve a adentran por un sendero que bordea la ladera.  La cuestión es que la carrera está marcada con tiza y esta se borra y a veces, si no estás muy pendiente en los cruces o en la salida de cualquier vereda, pues los kilómetros demás están servidos.  El sendero es estrecho y tras un kilómetro aproximadamente nos deja de nuevo en el carril.  Al salir al carril me adelantan de nuevo los de Corduba Trail.  Trato de mantener su ritmo.  Seguimos por el carril sin percatarnos que nos hemos vuelto a equivocar.  Un lugareño, a voces desde su campo nos indica por donde debemos tirar.  Volvemos sobre nuestros pasos y empezamos una dura subida vertical para cruzar un monte.  Ha habido cierta confusión, cabreo, etc.  Se produce un reagrupamiento de varios.  Al menos, somos 6.  Nuestro despiste ha beneficiado a los que iban detrás.  En la subida impongo un fuerte ritmo y me quedo sólo.  Subimos el monte, descendemos y volvemos al asfalto unos 100 metros aproximadamente para coger el penúltimo avituallamiento.   Me adelanta uno de los de Corduba Trail y un corredor canijo con pinta de estar curtido en mil carreras.   Los mantengo a cierta distancia durante varios kilómetros por el carril de tierra mientras nos aproximamos de nuevo a Montefrío.   Por detrás, no se si me siguen cerca o no.  Tengo ligeras molestias en la tibia izquierda pero aguanto.  Noto los gemelos bastante cargados, sobre todo, al subir las cuestas.  Decido sólo correr en llano o bajando y andar en las cuestas.   Al llegar al pueblo entramos en asfalto.  El reloj me marca 25 kilómetros.  Uno de la organización nos dirige a otro camino de tierra.   Voy sólo.  He perdido la referencia de los dos que iban delante mía y detrás no va nadie.  El camino bordea el pueblo por la parte de atrás.  Cada vez hace más calor.  Son 800 o 900 metros de dura ascensión por una zona sin sombras, con huertos de lugareños, muchos perros, escasas vistas y la sensación de agotamiento y calor.  Pienso que lo suyo era un circuito por el centro del pueblo y no mandarnos a subir por este carril.  Una vez subido bajamos por la parte marginal del pueblo, bastante fea por cierto, y con varios sobresaltos con algún que otro perro.  Nadie por delante, nadie por detrás.  La gente sale a pasear y me ven con cara de extrañeza.  Qué hace este loco por aquí corriendo.  Es muy triste que la gente del pueblo no sabe que hay una carrera.  Me guío por unas flechas que han marcado en la calzada y algún chavalillo de la organización.  Tengo leves molestias en la tibia izquierda que ya vengo arrastrando desde hace varios kilómetros.  Mi maldita tibia izquierda!  Una lesión que vengo arrastrando desde finales del mes de enero que no acaba de cicatrizar.  Los últimos kilómetros por asfalto, entre rotondas, los hago a ritmo muy tranquilo.  Algún policía local me indica el camino.  Por fin llego a la línea de meta, si por tal se puede entender la llegada a una nave desangelada donde han llegado ya varios corredores. Los quince de los que hablé más los dos que me adelantaron.  Un tipo sentado en un ordenador me pide la tarjeta.  Por mi reloj salen algo más de 30 kilómetros y unos mil metros de desnivel positivo.    Hace calor.  Me llego al mostrador y me bebo 4 o 5 vasos de bebida isotónica.  Los gemelos están bastante cargados.  Recojo la bolsa del corredor y me voy a las duchas.  El agua fría me ayuda a aliviar la tensión muscular acumulada.

 Posteriormente,  un buen grupo de corredores junto con miembros de la organización comimos una deliciosa paella.  En mi caso, después de un buen rato sólo en mi mesa, se sentó conmigo Zaid, toda una referencia en el mundo del trail, al que le trajeron unas berenjenas. Tal vez el arroz tenía cerdo o a lo mejor no le gustaba.  Junto a Zaid se sentaron otros “máquinas” de la carrera.  Hablaron entre ellos.  A la semana siguiente, vi a dos de esos corredores en la salida de la Zegama-Aizkorri.  De hecho, esos mismos participaron, al día siguiente, en la primera edición del Trail Grazalema.   En fin, la razón de quedarme, pues la paella se retrasó bastante fue el hecho de que, al haber pocos participantes, podía obtener algún trofeo en categoría de veterano.  Por lo visto, tuvieron problemas con el cronometraje.  La organización fue una pena.  No gano Zaid ya que se perdió.   El balizamiento de la carrera fue pésimo y para colmo no tenían bien ni la clasificación.  Creo que por tres o cuatro veces les pedí que me dieran la clasificación pero me decían que no era posible.  Que ya me la mandarían por correo electrónico (nunca ocurrió)  Un desastre.  Me comentaron incluso que algunos corredores habían hecho trampas borrando algunas marcas para que los que iban detrás se perdieran, aunque creo más que me lo dijeron como una excusa para justificarse.  En fin, que después de comer y visto que la organización seguían sin publicar la clasificación, decidí marcharme.

 Una nueva experiencia.  No creo que vuelva más a esta carrera.  Muy mala organización en un entorno precioso.   Luego busqué en Internet la ruta hiponova y lo único que encontré es una carrera que sigue esa ruta, sobre todo en bicicleta de montaña, desde Villanueva del Mesía hasta Riofrío.   Creo que es una de las peores carreras en las que he participado, en cuanto a organización.  En lo demás, sobresaliente y siempre agradeciendo el esfuerzo de los voluntarios que estuvieron ayudando aquel día.

lunes, 18 de marzo de 2019

2018 - TRAIL COSTA DE ALMERÍA (32 KM Y 900 DESNIVEL ACUMULADO) 1 DICIEMBRE 2018

TRAIL COSTA DE ALMERÍA 32 KM y 900 +/- DESNIVEL ACUMULADO

1 DICIEMBRE 2018
          
            Después de las 100 Millas del Genal de finales de octubre, decidí tomarme el mes siguiente como un mes de descanso, sin participar en más carreras, sólo travesías con la intención de recuperarme del esfuerzo.  A la semana siguiente de la ultra del Genal participé en la Travesía de Resistencia Ruta del Jabugo y a finales del mes de noviembre en la Sierra Sur de Sevilla subiendo el peñón Algámitas y el pico más alto de la provincia de Sevilla, el Terril.   En principio, mi idea era terminar la temporada con la dura ultra Falcó Trail 2018 de 72 km. en el puente de la Inmaculada pero no quería resignarme a no participar en alguna de las carreras de la Ultra Costa de Almería en la que estoy participando desde su primera edición (la de 2019 era ya la cuarta) y pensé que una buena forma de continuar con la tradición y que me sirviera de entrenamiento era corriendo en el Trail Costa de Almería de 32 km, recorrido fácil y muy llano que, tal vez, podría venirme bastante bien.  Y así fue.


            Aquel sábado 1 de diciembre me levanté temprano y cogí mi coche para llegar con bastante tiempo de antelación al pabellón de Toyo-Retamar. Aproveché para tomar un café, ver las redes sociales, etc.  Luego me fui a recoger el dorsal y regresé al coche para prepararme.  Tenía dudas si correr con zapatillas de asfalto (Hoka Bondi 4) o de trail (Hoka Stinson 4 Atr).  Como conozco el recorrido y piedras no hay, como mucho algo de arena, opté por la opción de las de asfalto.


            En el pabellón del Toyo nos recogió el autobús que en poco tiempo nos dejó en el bonito y costero pueblo de San José.  De vez en cuando viene bien participar en carreras más sencillas, más tranquilas, sin tantos nervios, correr por correr, en definitiva, disfrutar con un sufrimiento bastante limitado.  Y esa era mi idea para el Trail Costa de Almería, dejarme llevar.  Aún así, siempre están los nervios previos a la carrera.  Al desayunar poco tenía hambre y me dio por comerme casi todas las pastillas de glucosa que llevaba en la mochila para tomar durante la carrera.   Este trail es muy de pista y nada técnico.  Muchos corredores de montaña son reacios a participar en este tipo de carreras, pero en mi caso, más corredor que montañero, eso sí, corredor lento pero corredor al fin y al cabo, eso de trotar sin estar cada segundo mirando donde pongo el pie y poder levantar más la vista observando lo que tengo y pasa a mi alrededor, los paisajes, las playas, las marismas, etc. siempre es de agradecer.  Tal vez, una de las razones por las que, de vez en cuando me inscribo a travesías, es esa.  La posibilidad de contemplar tranquilo lo que me rodea.


            A diferencia de los años anteriores en los que el Trail Costa de Almería salía del paseo marítimo, este año salía de la Plaza principal del pueblo.  Sobre las 10 de la mañana, con un día espléndido, los poco más de 100 corredores, nos pusimos detrás del arco de salida, dispuesto a disfrutar y darlo todo.  A los pocos minutos de salir disparados empecé a sentirme sin fuerzas, a pesar de las pastillas de glucosa, por lo que tuve que echar mano de unas gominotas del Decathlon que me vienen bastante bien y que me ayudaron, en seguida, a sentirme mejor.  Y poco a poco, me voy estabilizando, tratando de subir el ritmo por la amplia y extensa pista que circunda la conocida Playa de los Genoveses.   Adelanto a algunos corredores y a su vez, otros me adelantan.  Intento seguir el ritmo de alguno de ellos pero es difícil.


            Van pasando los minutos y me voy encontrando bastante mejor.   Del kilómetro 6 al 8 viene la subida más fuerte del trail que realizo sin parar de correr. Luego viene una pronunciada bajada por asfalto donde sigo apretando el ritmo, adelantando a algún que otro corredor.  Y sin darme cuenta, paso por delante del primer avituallamiento, Aula del Mar.  Voy con mochila y con mis bolsas de hidratación por lo que prefiero seguir sin pararme.  Tras una pequeña bajada, nueva subida por carretera y ahora sí, entramos en Cabo de Gata y en las pistas de arena paralelas a la playa y que muchas veces, se hacen mentalmente muy duras.
           

            Siento como los gemelos se empiezan a cargar.  Aminoro el ritmo y me coloco con un grupo de corredores para llegar más entero al segundo y último avituallamiento, el de Cabo de Gata, donde tomo varios vasos de cola e isotónica. Por unos segundos que trato de recortar cometo el error de no recargar los bidones de plásticos y después de este avituallamiento quedan hasta meta 12 duros, arenosos y eternos kilómetros hasta el pabellón de Toyo-Retamar.  Y lo acabo pagando.  Los gemelos se acaban cargando y no puedo seguir corriendo. Tengo que hacer cortas paradas para recuperarlos.  Algún que otro corredor me adelanta pero las fuerzas van muy justas y el dolor de los gemelos es insoportable.  Trato de avanzar en modo ultra: caminar-correr.  Por suerte, esta es una carrera corta y el sufrimiento es bastante limitado en el tiempo.  Sin darme cuenta o dándome demasiada cuenta (lo digo por el dolor de gemelos) entro el paseo del Toyo-Retamar y al cabo de varios minutos llego a meta en 2 horas y 56 minutos en el puesto 27 de la general absoluta de 111 corredores que terminaron.  Objetivo conseguido con más sufrimiento del esperado. Hacía tiempo que no se me cargaban de esa manera los gemelos.  Después de carrera, la organización nos agasaja en el pabellón con todo tipo de comidas y bebidas.  La verdad que en estos cuatro años que participo en esta carrera, la organización y voluntarios siempre son de diez y al terminar tienes donde picar, beber y comer.  Necesité un buen rato para que se relajaran los músculos.  Luego, una buena ducha recuperadora, donde saludé y charlé con todo un campeón, Rubén Delgado Gil, que quedó segundo en la ultra Costa de Almería de 75 km y que esté verano pasado (2018) hizo un carretón en la famosa ultra americana, Leadville Trail100 Run.

            En fin, a recuperar durante la semana puesto que a la siguiente debía afrontar la ultra Falco Trail (72 km), en Ceheguin (Murcia).


           


jueves, 28 de febrero de 2019

2019 - VI CXM SIERRA BLANCA 30 KM Y 2000 + (MARBELLA) 9 FEBRERO 2019



SIERRA BLANCA 30 KM y 2000 + (MARBELLA)
9 FEBRERO 2019

           Dos semanas después del Trail Sierra de Aguas (Álora), volvía a una carrera a la que le tengo mucho respeto: Sierra Blanca 30 km y 2000 +. Ya la realicé en la su segunda edición, allá por 2015, como entrenamiento previo a la Ultra Sierras del Bandolero.  Y si bien pude hacer una buena ultra, lo cierto es que los días posteriores a aquella carrera donde conocí Sierra Blanca, el pico Juanar, etc.; tengo que decir que me dejó bastante maltrecho y ya fuera por la propia carrera, ya por los estiramientos posteriores, lo cierto es sufrí en aquellos días una lesión en el tendón del bíceps femoral que me ha dejado lastrado durante varios años, corriendo siempre con molestias.  Por suerte, con distintos tratamientos y muy poco a poco voy saliendo de esa lesión que se me estaba haciendo crónica. 


           Quería volver a probarme en esa carrera después de 4 años sin pisar Sierra Blanca, y comprobar si la carrera era tan dura como el recuerdo que tenía de la misma o sólo era un visión equivocada y sobrevalorada de Sierra Blanca y aprovechaba también, igual que en el 2015, a modo de entreno fuerte para de nuevo, volver a las 100 Millas Sierras del Bandolero 2019.   Y ni que decir tiene que la carrera es dura y técnica como ella sola y que mi recuerdo era exacto (en nada sobrevalorada) y obviamente, volví a terminar bastante magullado físicamente.
    
      Llegué bien temprano a Marbella para recoger el dorsal en el Parque Vigil de Quiñones.  El problema es que es una zona céntrica y es difícil encontrar aparcamiento.  Recuerdo la edición de 2015 en la que vinimos en coche de Isaac, con Patricia, Sherpa, otro chico con el que no volví a tener más contacto y este que escribe.  Echamos una buena mañana los componentes del Trail Running Málaga en aquel sábado de febrero de 2015.  Ahí dejó una de las fotos del grupo con la bandera de Trail Running Málaga.


           En  esta ocasión voy sólo. Consigo aparcamiento y me dirijo a recoger el dorsal.  Muchos corredores bajan al final de la avenida, a la calle Arturo Rubinstein en ese momento porque se va a dar la salida para la maratón, puesto que las tres carreras salen escalonadas, la primera, obviamente, la más larga, la maratón a las 8 de la mañana, la de 30 km a 9 y la de 13 km. a las 10.  Como en las últimas carreras, utilizo mis pastillas de glucosa de la marca isostar (que han sustituido a las pastilla de sales) y corro con mis Hoka Mafate Speed 2.

           Llego pronto al arco de salida y como hace frío decido dar un pequeño paseo para encontrar una cafetería para cobijarme.  Veo una pero tiene pinta de ser muy cara.  No obstante, como es la única que hay por la zona, decido entrar y tomarme una taza de café que, obviamente, me cobran a precio de oro.

           Ya en la línea de salida, a punto de empezar la cuenta atrás, descubro que también participa el gran Bulla que, por cierto, subió al podium como segundo de su categoría.  Como animador, el gran Chito, un clásico en muchas de las carreras y ultras por Andalucía.

          

           
   Y empieza la carrera por asfalto y en subida y sin forzar demasiado noto que mantengo un buen ritmo y no me vengo abajo demasiado, como me ha pasado en otras carrera en los momentos iniciales.   Enseguida, entramos en los senderos, algunos bastante sombríos y con humedad, para seguir luego atravesando alguna urbanización más, hasta que volvemos a entrar en otro sendero, bastante técnico, pasando por el primer avituallamiento de sólo líquido, que circula paralelo al río y que es un auténtico vergel y casi un parque natural en medio de Marbella.  Ya me sorprendió en la primera edición y ahora lo vuelve a hacer.  Mantengo un ritmo tranquilo, sin tratar de adelantar y controlando la respiración.  Abandonamos el vergel y empezamos a subir por la sierra.  Tras pasar por una zona de barbacoas cogemos un carril que enseguida nos conduce a un nuevo sendero que bordea la abrupta sierra y que se encamina al siguiente avituallamiento, el pueblo de Ojén, kilómetro 13.  Todo este tramo es bastante técnico, debiendo en algunos pasos utilizar las manos.  También se corre en otras zonas pegado a una valla y hay que extremar la seguridad.  Algún corredor extranjero pidiéndome paso y alguna chica que desciende con mucha rapidez.  Recuerdo que por esta zona, en la edición de 2015, adelanté al gran SuperPaco y a su hijo que participaban en la modalidad Maratón.


           Justo antes de llegar a la zona de carril, sobre el kilómetro 12 un corredor tropieza y cae de lado pero sin consecuencias.  Las subidas ascendiendo no suelen tener importancia.  Lo peor son los traspiés sorpresivos bajando.  Llego a Ojén dando una entretenida vuelta por el pueblo, recorrido nuevo que no se hizo en la edición de 2015.  Tras recargar fuerzas en el avituallamiento del km. 13, sobre todo mucha bebida isotónica, comenzamos un fuerte ascenso de varios kilómetros por una zona boscosa muy linda y con un sendero con bastantes restos de los pinos que flanquean la sinuosa vereda.  Algunos corredores me adelantan pero la subida es larga y me encuentro bien, y poco a poco, empiezo a progresar y adelantar a bastantes corredores, incluidos a los que me habían sobrepasado al principio de la subida. 
          
Completamos la primera parte de la subida con ánimos renovados y entramos en la zona de carril donde no dejo de correr hasta llegar al siguiente avituallamiento, en la falda del pico Juanar.   Como algo y rápidamente asciendo la pedregosa subida hacia la Cruz del Juanar.  Voy más rápido de lo que mis piernas me pueden llevar.  La respiración se me acelera.  Sufro un traspiés y me caigo, sin consecuencias.  En la subida me adelanta uno de los mejores corredores de trail de Andalucía, participando en la modalidad maratón, Victor Pimentel, al que tengo el gusto de conocer pero va demasiado concentrado y no me dice nada.

Llego al pico del Juanar y ahora empieza el duro y largo descenso hasta meta. Es un descenso muy técnico que comparto, en algunos tramos, con una chica a la que adelanto y que luego me vuelve a adelantar.  Decir que en esta bajada me adelantó otro campeón de ultras, entre ellas, las 100 Millas Sierras del Bandolero, Rafael Romero de Yunquera.

Y seguimos avanzando, pasamos por otro avituallamiento, donde cargo agua y con bastante calor, iniciamos una corta pero dura subida y seguimos por senderos técnicos, sin margen de error, hasta que llegamos a la zona de ramblas del río donde hay que sortear todo tipo de piedras de distintos tamaños y donde correr es prácticamente imposible.  Los cuádriceps se van cargando lentamente pero no paro de correr.  Algún tropiezo sufro pero sin llegar a caer.  Volvemos a la zona del vergel.  La meta está cerca.  Algunos de la maratón, los primeros y con bastante nivel, me van pasando aunque no hay mucho espacio para adelantar.  Sierra Blanca es casi todo sendero y muy técnico y no da tregua.  Recuerdo que en la edición de 2015 el propio Zaid nos contaba al terminar, que la maratón de Sierra Blanca estaba al mismo nivel, en cuanto a dureza y técnica, que otras grandes maratones como, por ejemplo, la Zegama Aizkorri.  Por cierto que en la edición de 2019 ganó Zaid, quedando Victor Pimentel cuarto y Rafael Romero quinto.


Y al fin consigo entrar en las primeras urbanizaciones y el sendero se vuelve más fácil y corrible hasta entrar en el asfalto del último kilómetro y tras subir el último repecho, bajada hasta la línea de meta en el Parque Vigil de Quiñones, donde el gran Chito me saluda y me da la mano.  Me pregunta: qué tal? Y le digo qué muy dura y técnica.  Qué ya la conocía.  Y luego, ¿qué cuál va a ser la siguiente? La ultra de Bandoleros, le digo.  Al final, dejándome llevar, entré en meta con 4 horas y 55 minutos en el puesto 56 de 184 en categoría masculina. Por lo demás, la carrera muy bien en cuanto a organización, avituallamientos, balizaje, medalla, etc. y un diez para los voluntarios por su esfuerzo y sus ánimos. Seguro que volveremos y supongo que algún año también tocará la maratón.

Después de llegar, medalla al cuello, unos merecidos bombones, cortesía de la organización y la sonrisa de los voluntarios, un buen plato de arroz y tras quedarme un rato más, camino al coche y vuelta para Málaga, eso sí con los cuádriceps algo doloridos.    Y a partir del 9 de febrero, en modo 100 Millas Sierras del Bandoleros 2019.  


2019 - I TRAIL MANILVA 25 KM Y 1500 DESNIVEL ACUMULADO (19 DE ENERO DE 2019)



TRAIL MANILVA 25 KM y 1500 DESNIVEL ACUMULADO
19 ENERO 2019

                     Primera carrera del año en un entorno precioso y con un día frío y nublado, con lluvia previa y el terreno algo embarrado.  Tras un mes y medio sin participar en ninguna carrera, después de la durísima Falco Trail, decidí inscribirme en esta carrera, en su primera edición, más para ver mi estado físico y como entrenamiento para la primera carrera seria del año, Trail Sierra de Aguas de 53 km y 2600 +.

           Llegamos pronto a Manilva pueblo lo que me permitió recoger el dorsal con tranquilidad, tomarme un café y una barrita de avena y charlar un buen rato con Angel, un corredor del Trail Sierra Bermeja que, en diciembre pasado consiguió, en las 24 horas en pista de Barcelona, nada más y nada menos, que 217 km. lo que le va a permitir entrar directamente a la Sparthatlon. ¡Qué tenga mucha suerte!


           Volviendo a la carrera.  Sobre las 9,45 nos dirigimos a la línea de salida.  Bastantes corredores, la mayoría metidos en uno de los pabellones puesto que hacía bastante frío.  Buen ambiente con un gran animador de carrera. Parece que no pero un buen speaker ayuda bastante tanto en la salida como en la llegada en cualquier carrera y/o evento.  Corro con las Hoka Mafate Speed 2 que, por ahora me están dando buen resultado, salvo cuando el sendero se vuelve demasiado técnico y resbaladizo.

           A las 10 en punto de la mañana se dio la salida de la carrera y tras un ligero repecho y un pequeño paseo por el pueblo toca una rápida bajada por asfalto buscando el norte y atravesar la autovía.  Una vez cruzada, subida por carril y comenzamos a adentrarnos en el campo.  En estos primeros kilómetros coincido con un corredor de edad avanzada, bastante curioso.  Lleva un sombrero vaquero, con una pluma y escuchando ópera.


A mi modo de ver, lo más duro de esta carrera son los 5 o 6 primeros kilómetros con varias bajadas por senderos técnicos que se acentúan por la lluvia de la noche pasada.  Algún tropezón sin consecuencias y a partir de ahí, todo mucho más fácil, senderos mucho más corribles y bastante carriles. No obstante, me sentí lento y las sensaciones al principio no fueron muy buenas aunque poco a poco me fui encontrando mejor.  Como siempre coincido con varios corredores con los que voy intercambiando puestos, con alguna chica que tiene una forma física parecida a la mía y sin darme cuenta paso por varios avituallamientos con bastante animación.   A destacar, para mi gusto, una zona de dunas y pinos con unas hermosas vistas de Gibraltar al fondo, el rodeo a una laguna (¿artifical?) y algunos tramos de subida por cortafuegos.   Bastantes voluntarios, avituallamientos dignos y buena comida final de carrera.  Terminé la carrera en 3 horas justas y en una posición muy discreta pero creo que el objetivo de aquel día se cumplió.
          


domingo, 18 de noviembre de 2018

2018 - III MEDIA MARATON BOSQUES DEL SUR - Cazorla (Jaén) (23 KM Y 1138 +) 3 DE JUNIO DE 2018


Crónica III Media Maratón Bosques del Sur (23 km y 1138 +)
 Domingo, 3 de junio de 2018 Cazorla (Jaén)

            Después de finalizar la Runela Trail, contaba con más de un mes para prepararme para otra dura prueba como ha sido la Scenic Trail (Lugano-Suiza),con sus 113 km y 7400 + (al final 7800 +).   Decidí, tal vez equivocadamente o no, inscribirme a una media maratón la semana antes, con la única intención de que me sirviera de último entrenamiento serio para afrontar la ultra en Suiza y aunque había varias, me decanté por la Media Maratón Bosques del Sur, ya en su tercera edición, zona que conozco bastante bien y que además, me permitía llevarme a mi familia, incluido al perro (Toby).

            Sin embargo, después de la ultra de Burgos, Runela Trail, a principios de mayo y debido a la compra impulsiva y a última hora de unas nuevas zapatillas amortiguadas, las Altra Olympus Zero Drop, para afrontar la referida ultra, zapatillas que no llegué a calzar, pues conseguí que me arreglaran las Hoka Stinson ATR 4.  La cuestión es que transcurrida una semana después de mi satisfactoria participación en esa ultra, decidí probar las nuevas zapatillas Altra Olympus por la zona de Jarapalos, un entrenamiento “tipo” de unos 20 km y 1000 +.   Y nada, todo fue genial.  Gran entrenamiento con buenas sensaciones.   Si que notaba que la suela es más baja en relación con las Hoka Stinson y que se notaban más las piedras … pero por lo demás, lo dicho, enormes sensaciones.

            Pero al día siguiente todo cambió. Empezaron a surgir molestias varias en los metatarsos de ambos pies, así como en la cintilla iliotibial y la alegría por la comodidad en el uso de esas nuevas zapatillas se esfumó a lo largo de la semana siguiente.   De estar con unas fantásticas sensaciones, sin apenas molestias, tras aquel feliz entrenamiento, se asentaron en mi cuerpo toda clase de dolores. Estuve renqueante casi tres semanas con diversas molestias e inflamaciones en músculos y tendones.   Tal vez no fueran las culpables o si, lo desconozco, lo cierto es que las zapatillas resultaron el chivo expiatorio de aquellos dolores. Sea como fuere, preferí no arriesgar y desde entonces no me las he vuelto a probar.  Obviamente, las zapatillas han pasado a un total ostracismo.  Conclusión: mientras no me hagan daño y siga contento con alguno de los modelos (y son varios), supongo que seguiré con Hoka.   Bien es verdad que algunos modelos, como las Challenger ATR y las primeras Speedgoat no me han dado un buen resultado y apenas he alcanzado con ellas los 500 km, sin embargo, se compensa con otros modelos como las Rapa Nui 2 y las Rapa Nui 2 XS, las Mafate Speed 1 y 2 y las Hoka Stinson 4 ATR.

            Poco a poco fui saliendo del bache del mes de mayo y aunque con ligeras molestias pude realizar algún que otro entrenamiento medio decente para intentar llegar bien a la Scenic Trail pero antes, el fin de semana anterior, había un carrera-entrenamiento en Cazorla, la media maratón de montaña de Bosques del Sur y con la familia al completo, junto con nuestro perro Toby, salimos camino de Cazorla a pasar ese fin de semana de principios de junio.  Recuerdo que durante el largo viaje en coche sentía un fuerte dolor en la cintilla de la pierna derecha, una de mis recurridas y siempre acechantes dolencias.

            Llegamos al mediodía del sábado (la carrera era el domingo) con un cielo gris y encapotado.  A decir verdad la crónica de la carrera es más bien corta pero los prolegómenos, por lo anecdótico, tal vez si que sean dignos de contar, sobre todo por la cuasi hipotermia de la tarde antes.



Tras alojarnos en el hotel en el vecino pueblo de La Iruela, salimos a almorzar y a los pocos minutos se puso a granizar de modo intenso.  Mas tarde una espesa niebla hizo acto de presencia.  Mi familia se quedó tranquilamente en el hotel y yo, en pantalón corto y en manga corta, decidí dar un paseo entre la Iruela y Cazorla buscando el Ayuntamiento por si entregaban la tarde ante los dorsales. La niebla seguía muy baja y salvo algún vecino que subía de Cazorla a la Iruela no encontré a nadie.  Al llegar a Cazorla, de forma inopinada, se puso a llover de forma torrencial; lluvia acompañada con una súbita bajada de las temperaturas.  Por cierto que la lluvia a la que hago referencia provocó la cancelación de la ultra de Bosques del Sur.

La lluvia rápidamente se convirtió en diluvio y no pude hacer otra cosa que guarecerme en un portal mientras el agua bajaba por las calles como si de un río se tratase.  Así permanecí más de media hora hasta que escampó algo y pude llegar al Ayuntamiento donde no había ni un alma.   Comencé a pasar mucho frío y había que volver a la Iruela.   No llegué a padecer hipotermia como tal, pero la sensación no fue muy agradable. Tenía el cuerpo aterido de frío y los pies calados.  Menos mal que llevaba la cartera por lo que decidí entrar en un bar a ver si se entonaba el cuerpo.  Mientras dejaba pasar el tiempo curioseando en el móvil, me tomé un vaso de leche caliente con cacao con el que me sacudí el frío. Después de una hora, todavía mojado, salí del bar y a paso firme y rápido subí por las empinadas calles de Cazorla en dirección a la Iruela y al hotel, al que llegué sobre las 21 horas, la hora justa para sacar de la habitación al perro mientras mi mujer y mi hija salían a cenar.



Se puede decir que esto fue lo más destacado del fin de semana. En cuanto a la carrera en sí, poco que contar aunque siempre es bienvenido correr por el fantástico Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. 

 Por la mañana temprano me acerqué a recoger el dorsal, luego vuelta al coche a preparar mochila y alguna barrita y gel y poco más; y con algo de frío regresé a la Plaza de Santa María, a las sobrecogedoras ruinas de la iglesia, lugar de salida y meta.

Al final, después de la lluvia del día anterior, la mañana y la sierra estaban dispuestas a acoger a un nutrido grupo de corredores.  La media maratón Bosques del Sur consiste en subir el Pico Gilillo (1742 metros), algo más de 1000 + y luego circundar por senderos bastante corribles la sierra que rodea al pueblo, con zona más llana en la parte alta para pasar después por una larga y pronunciada bajada, sin mucha pendiente, hasta Cazorla pero antes un repecho matador faltando varios kilómetros.   Como siempre en estas carreras cortas, me siento como un caracol.  Todo el mundo me adelanta.  Luego, poco a poco, voy cogiendo ritmo y siendo en subida, comencé a mejorar posiciones pero tampoco nada del otro mundo.  En la zona de bajada mantuve un buen ritmo hasta llegar al repecho de los últimos kilómetros donde me quedé sin energías y me adelantaron unos cuantos.   No recuerdo muy bien la ubicación de los avituallamientos, salvo el del pico Gilillo.



  Escribo esta breve crónica pasados unos cuantos meses y lo que más recuerdo son unos cuántos kilómetros de bajada que hice con una pareja, sobre todo, con una chica bajita y rubia que descendía con gran rapidez y a la que me costaba seguir.  Al final se acabaron escapando pero disfruté con ellos durante esos kilómetros.

En la meta me llevé una gran alegría porque mi mujer y mi niña se desplazaron desde la Iruela a las ruinas de la iglesia de Santa María con el “perrote” para recibirme en meta.  No me lo esperaba.  En fin, domingo redondo de competición y en familia. La posición y el tiempo, lo de menos.  Como se puede ver en la foto, 2 horas y 46 minutos, puesto 121 de 233. A pesar del bajón final, bastante contento con las sensaciones (se puede ver la sonrisa de felicidad entrando en meta).   Luego, vuelta al hotel, ducha y paseo y comida por Cazorla.










miércoles, 1 de agosto de 2018

III CXM VILLA DE CASARES (20 KM Y 1000 +) 28 DE ABRIL DE 2018


III CXM VILLA DE CASARES (20 KM Y 1000+)
CASARES (MALAGA)
28 DE ABRIL DE 2018

         Dos semanas después del Ultra Trail Nogueruelas volvimos a ponernos las zapatillas de trail para participar en otra carrera corta y cerca de Málaga, con sólo 20 kilómetros y apenas 1000 +.  De vez en cuando viene bien cambiar de aires y disfrutar de las carreras cortas donde hay mucho menos sufrimiento.  Además, tengo comprobado que las carreras de ultradistancia, además de “machacarte” te vuelven, cada vez, más lento por lo que los entrenamientos, una vez recuperados del enorme esfuerzo y cuando el cuerpo te avisa que ya han desaparecido casi todas las molestias, entiendo que deben ir enfocados a coger algo de velocidad.  En mi caso, casi nunca he hecho series porque son demasiado lesivas, al menos para mi, pero si que trato de hacer bastantes salidas por el paseo marítimo, es decir, asfalto en estado puro y en llano y en la medida que puedo, apretar el ritmo.

            La otra razón por la que me inscribí a la Cxm Villa de Casares es porque aparecía inscrita en la ITRA y por lo menos, tu clasificación y esa carrera se incluyen en una base de datos y en tu perfil ITRA.   Además, este año era una de las carreras puntuables del campeonato provincial de Trail de Málaga.

            Había escuchado que en la edición anterior, en la que ganó Ángel Accino, casi todo el recorrido era por pista forestal pero que este año habían aumentado el desnivel, incluyendo nuevos tramos más técnicos.


            Aquella mañana salí temprano de casa con idea de llegar con tiempo para tomar un café y disfrutar del ambiente precarrera.    El pueblo de Casares es el típico pueblo andaluz de casas blancas encaladas, de calles estrechas y sinuosas y situado en lo alto de un monte.  A su vez, cuenta con su propia sierra, la sierra de Crestellina.   Antes de llegar me preocupaba donde podría aparcar porque a través del Google Maps no veía mucho aparcamiento.  Pero nada más lejos de la realidad.  Al estar en un alto han construido un edificio de 7 plantas a modo de parking aprovechando lo escarpado del terreno, de tal forma que entras con el coche desde la última planta.  Luego, coges el ascensor y subes a un amplio mirador y ya estas a escasos 300 metros de la plaza de España de Casares.

            Al llegar al lugar de salida-meta ya había mucho ambiente.  Recogí el dorsal, saludé y charlé durante un rato con un fuera de serie como Juanjo Montesinos y busqué con la mirada una cafetería.  En el bar me encontré con un compañero de mi club y gran persona, Salva Rosado.   Nos sentamos en la terraza y charlamos hasta que se fue acercando la hora del inicio de carrera.  La mañana era fresca y el día bastante soleado.    Más tarde, saludé y nos juntamos con otros dos corredores de mi club, Trail Running Málaga, con la simpática Noemí y Mariano Porras, este último al que apenas he visto en dos ocasiones pero que tiene un gran nivel y supongo que aspiraba a quedar entre los primeros.  Al final consiguió una meritoria decimocuarta posición.  En fin tras las fotos de rigor y saludar a más gente, nos colocamos detrás del arco de salida.  Mucha gente congregada y un gran número de corredores.  La salida estaba estipulada a las 10 de la mañana.   Compruebo que entre los primeros en la parrilla de salida está Ángel Accino.  A ver si tiene suerte y vuelve a repetir.  Al final no pudo ser quedando en segunda posición.
           

            La salida es explosiva y en cuesta. Trato de no cebarme. En seguida pierdo de vista a Salva Rosado.  Va como un tiro.  Yo a mi ritmo. A la salida del pueblo por la parte alta y al entrar al sendero, se forma un gran embudo que nos ralentiza a todos pero una vez pasado se disfrutan de unos 2 o 3 kilómetros por pista al abrigo de gran cantidad de árboles que flanquean el camino.   Es un continuo sube y baja y sin darme cuenta empiezo a adelantar a bastantes corredores.   Luego empezamos un fácil ascenso por pista hasta llegar al primer avituallamiento, kilómetro 3. Agua y algo de isotónica, y entramos en la zona protegida de la Sierra Crestellina.   Después de subir viene una vertiginosa bajada, primero por un cortafuego y luego por un carril.  Se corre bastante.  Al cabo de varios kilómetros de rápida bajada nos encauzan por un sinuoso y empinado sendero zigzagueando por un barranco vertical.  El cambio es bastante brusco y durante unos minutos se deja sentir.  Una vez adaptados al esfuerzo de subir, sintiendo el corazón latir con fuerza, empiezo a tirar, adelantando a varios corredores.

            Ascendemos a través del sendero hasta llegar a una construcción donde tienen habilitado un nuevo avituallamiento, kilómetro 9.  Seguimos por sendero y empezamos una bajada bastante técnica donde la vegetación apenas te deja ver donde pisas.  Hay que andar con mucho cuidado porque una mala pisada te puede dejar con el tobillo bastante fastidiado y en mi caso, las Hoka Stinson, al tener tanta amortiguación, tienden a ser más inestables.


            Abandono el sendero y tras un tramo por un prado y campo a través volvemos a zona de carril en dirección al pueblo.  Llegando al pueblo hay otro avituallamiento en el que no paro y justo ahí, empieza un nuevo descenso con algún tramo de piedras, a modo de calzada romana.  Luego algo de pista forestal y por último más vereda hasta llegar al último avituallamiento, kilómetro 16.  Giramos a la izquierda por un carril asfaltado y se pone a mi vera un chaval corpulento, con una gran melena que está en nuestro grupo whatsapp.  Creo recordar que conocía a Gustavo y que se llama Jesús, pero no estoy del todo seguro. Charlamos mientras seguimos ascendiendo.  Me comenta que dentro de dos semanas va a Asturias, al Ultra Trail Picos de Europa. Le deseo suerte porque la carrera es bastante dura y técnica.  En mi caso, le digo que voy a una nueva ultra de media distancia por el norte de Castilla, Runela Trail.

            Sin darme cuenta le dejo atrás.  El carril asfaltado gira a la izquierda en un rápido descenso hasta conducirnos a un sendero muy entretenido a la falda del enorme barranco en el que se eleva el pueblo de Casares.  Tras la bajada, una última subida siguiendo unas enormes tuberías hasta que entramos de nuevo en las calles del pueblo y así, en una dura cuesta entras en la Plaza de España, atestada de gente y corredores, llego a meta.    Al atravesar la línea de meta, nos colocan una curiosa medalla y nos ofrecen un refresco y un buen bocadillo.  Al final, buenas sensaciones, mucho mejor que en la Cxm de Rute, terminando en el puesto 91 de 231 en 2 horas y 15 minutos.    Lo único negativo de aquella mañana fue la rotura de varios centímetros de la puntera de una de las Hoka Stinson y el problema es que el fin de semana siguiente tocaba otra ultra por el norte de Castilla, Runela Trail con 71 kilómetros y 7400 +/-, y en ese estado la zapatilla era un auténtico colador. 


            En fin, carrera corta y disfrutona que espero correr más veces.  Luego ducha recuperadora y a coger el coche para volver a Málaga con la familia. Pude despedirme de Salva Rosado y de Jesús, creo que así se llama.