lunes, 19 de abril de 2021

2014 - I TRAIL VILLA DE MONTEFRÍO (30 km y 1000+)

                                           2014 - CRÓNICA I TRAIL VILLA DE MONTEFRÍO (30 km y 1000+)

GRANADA - 17 MAYO 2014

  

Este sábado pasado, 17 de mayo de 2014, participé en el I Trail Villa de Montefrío, en la provincia de Granada. 

     El año pasado, por estas mismas fechas, se celebró la 2º edición de la CxM Cenes de la Vega.  Fue mi segunda carrera por montaña y la primera con un desnivel importante. Algo más de 200 inscritos.  Muy dura. Invertí más de 3 horas y 30 minutos por unos lugares fantásticos, con Sierra Nevada justo detrás, con un descenso final por un cortafuegos de vértigo y bastante satisfecho pero muy cansado.  La organización estuvo bien, sin alardes.  Recuerdo que me fui enseguida camino del hotel en Pinos Puente para ver a mis niñas y ducharme. Todavía quedaba mucho para hacer la paella.  Me dieron una cerveza, bastante amarga, por cierto, que arrojé en el primer contenedor que pude. En mi opinión, falló en la post carrera. Comento esta crónica con esta introducción porque el domingo 18 de mayo de 2014 se ha celebrado la tercera edición de la carrera de montaña de Cenes de la Vega y hasta el último momento no tuve claro si volver a participar en la de Cenes de la Vega o decantarme por la de Montefrío. Como siempre, como regla general, la de participar en nuevas carreras y conocer nuevos sitios, nuevas montañas, nuevas rutas, nuevas organizaciones, hizo que, al final, me decantara por la de Montefrío.  Craso error.  Tenía  la de Cenes de la Vega el sábado 18 de mayo e, incluso, ese mismo día se ha celebrado el I Trail Grazalema que viendo las fotos, creo que hubiese sido una decisión más acertada aunque me he enterado de la existencia de esta carrera el lunes 20 de mayo.

 

A mi modo de ver, estas carreras de montaña que organizan los pueblos se deben enfocar desde un punto de vista turístico y económico, lo que supone darle una publicidad acorde y tratar de implicar en mayor o menor medida al pueblo, que discurra por las calles céntricas y que finalice en la plaza o calle principal.  De esta forman se genera ambiente de carrera y la llegada a meta se hace mucho más espectacular que no entrar en una nave desangelada a las afueras del pueblo después de haber cruzado unas cuentas rotondas por mucho asfalto, sin gente y la que hay te mira con cara de sorpresa, sin ambiente, sin arco de meta, sin nada, más que un tipo con un ordenador pidiéndote la tarjeta y poco más.  Y para colmo, luego tienen un descontrol absoluto con la clasificación, es decir, la organización, peor es imposible.

 



 En cuanto a la carrera en sí, decir que realizamos una salida neutralizada por el pueblo, desde la nave, al lado del polideportivo municipal, siguiendo a la organización.  En seguida, se creo un grupo de unos 15, entre ellos Zaid que ya en la neutralizada iban marcando un fuerte ritmo.  En mi caso, como siempre, salida conservadora por lo que pueda pasar, y al poco tiempo los perdí de vista.   Después de una subida por asfalto empieza la zona de carril que se va a extender durante unos cuantos kilómetros en los que voy bien, me quedo siguiendo a dos chavales y por detrás, apenas si miro, pero no me pasa absolutamente nadie, es decir, por delante sólo está el grupo de unos 15 aproximadamente más los dos que mantengo a la vista.  El carril es de tierra compacta y la mañana es soleada y con una temperatura agradable.   Me pego a uno de los chavales que iba un poco distraído escuchando música.  Al otro lo adelantamos en el avituallamiento y no lo volví a ver en la carrera.  Es aproximadamente el kilómetro 8.  Nos meten por una carretera comarcal, asfalto puro y duro.  Se me une el chico de azul, el que iba escuchando música.  Algo hablamos.  Me dice que es de la zona, que conoce la carrera y que hay un sendero muy bonito más adelante que la gente de la zona conoce, llamada ruta hiponova y que supuestamente une por caminos de tierra Sevilla con Granada.  Después de varios kilómetros por asfalto, la organización nos vuelve a dirigir a otro camino de tierra más o menos llano.  Llegamos al primer punto de control y a partir de ahí se abre un bonito sendero en ascenso, con mucho arbusto, donde incremento el ritmo y dejo al chaval de azul.  Luego viene un descenso vertiginoso por un sendero de tierra suelta y vuelta otra vez al asfalto para enseguida retomar otro camino de tierra y el segundo de los avituallamientos.  A partir de ese momento avanzamos por un sendero con mucha piedra suelta, con bastantes socavones y con algún tronco en mitad del camino.   Obviamente, las fuerzas ya no están intactas.  Aminoro el ritmo para recuperar y por la peligrosidad del descenso.   El chico de azul y dos de Corduba Trail me adelantan en este descenso.  Tras varios kilómetros y un último descenso bastante peligroso llegamos al cauce del río.  Dejamos el sendero y volvemos a un camino más o menos ancho que discurre paralelo al río.  De vez en cuando hay que cruzarlo y siempre hay varias piedras que nos ayudan a evitar meter las zapatillas en el agua.  Después de varios cruces con el río, al final, esta la trampa.  Hay que mojarse sí o sí.  Menos mal que después del remojón viene otro avituallamiento.  Casi salgo a la par que el chico de azul y los de Corduba Trail.  Los tengo al lado.  A partir de ese momento entramos en la ruta hiponova que sigue paralelo al río pero empieza a subir.  El paisaje es bastante bonito y se disfruta del recorrido.  Adelanto al chico de azul que ya no lo vuelvo a ver más.  Me comenta que va con el depósito vacío.  Sigo avanzando a buen ritmo.  Al terminar la ruta hiponova nos vuelven a realizar otro control de paso.  Pasado ese control de paso empezamos una bajada y gracias a los de Corduba Trail que se habían perdido y habían hecho unos cuántos metros más, nos damos cuenta que la carrera deja el camino y se vuelve a adentran por un sendero que bordea la ladera.  La cuestión es que la carrera está marcada con tiza y esta se borra y a veces, si no estás muy pendiente en los cruces o en la salida de cualquier vereda, pues los kilómetros demás están servidos.  El sendero es estrecho y tras un kilómetro aproximadamente nos deja de nuevo en el carril.  Al salir al carril me adelantan de nuevo los de Corduba Trail.  Trato de mantener su ritmo.  Seguimos por el carril sin percatarnos que nos hemos vuelto a equivocar.  Un lugareño, a voces desde su campo nos indica por donde debemos tirar.  Volvemos sobre nuestros pasos y empezamos una dura subida vertical para cruzar un monte.  Ha habido cierta confusión, cabreo, etc.  Se produce un reagrupamiento de varios.  Al menos, somos 6.  Nuestro despiste ha beneficiado a los que iban detrás.  En la subida impongo un fuerte ritmo y me quedo sólo.  Subimos el monte, descendemos y volvemos al asfalto unos 100 metros aproximadamente para coger el penúltimo avituallamiento.   Me adelanta uno de los de Corduba Trail y un corredor canijo con pinta de estar curtido en mil carreras.   Los mantengo a cierta distancia durante varios kilómetros por el carril de tierra mientras nos aproximamos de nuevo a Montefrío.   Por detrás, no se si me siguen cerca o no.  Tengo ligeras molestias en la tibia izquierda pero aguanto.  Noto los gemelos bastante cargados, sobre todo, al subir las cuestas.  Decido sólo correr en llano o bajando y andar en las cuestas.   Al llegar al pueblo entramos en asfalto.  El reloj me marca 25 kilómetros.  Uno de la organización nos dirige a otro camino de tierra.   Voy sólo.  He perdido la referencia de los dos que iban delante mía y detrás no va nadie.  El camino bordea el pueblo por la parte de atrás.  Cada vez hace más calor.  Son 800 o 900 metros de dura ascensión por una zona sin sombras, con huertos de lugareños, muchos perros, escasas vistas y la sensación de agotamiento y calor.  Pienso que lo suyo era un circuito por el centro del pueblo y no mandarnos a subir por este carril.  Una vez subido bajamos por la parte marginal del pueblo, bastante fea por cierto, y con varios sobresaltos con algún que otro perro.  Nadie por delante, nadie por detrás.  La gente sale a pasear y me ven con cara de extrañeza.  Qué hace este loco por aquí corriendo.  Es muy triste que la gente del pueblo no sabe que hay una carrera.  Me guío por unas flechas que han marcado en la calzada y algún chavalillo de la organización.  Tengo leves molestias en la tibia izquierda que ya vengo arrastrando desde hace varios kilómetros.  Mi maldita tibia izquierda!  Una lesión que vengo arrastrando desde finales del mes de enero que no acaba de cicatrizar.  Los últimos kilómetros por asfalto, entre rotondas, los hago a ritmo muy tranquilo.  Algún policía local me indica el camino.  Por fin llego a la línea de meta, si por tal se puede entender la llegada a una nave desangelada donde han llegado ya varios corredores. Los quince de los que hablé más los dos que me adelantaron.  Un tipo sentado en un ordenador me pide la tarjeta.  Por mi reloj salen algo más de 30 kilómetros y unos mil metros de desnivel positivo.    Hace calor.  Me llego al mostrador y me bebo 4 o 5 vasos de bebida isotónica.  Los gemelos están bastante cargados.  Recojo la bolsa del corredor y me voy a las duchas.  El agua fría me ayuda a aliviar la tensión muscular acumulada.

 Posteriormente,  un buen grupo de corredores junto con miembros de la organización comimos una deliciosa paella.  En mi caso, después de un buen rato sólo en mi mesa, se sentó conmigo Zaid, toda una referencia en el mundo del trail, al que le trajeron unas berenjenas. Tal vez el arroz tenía cerdo o a lo mejor no le gustaba.  Junto a Zaid se sentaron otros “máquinas” de la carrera.  Hablaron entre ellos.  A la semana siguiente, vi a dos de esos corredores en la salida de la Zegama-Aizkorri.  De hecho, esos mismos participaron, al día siguiente, en la primera edición del Trail Grazalema.   En fin, la razón de quedarme, pues la paella se retrasó bastante fue el hecho de que, al haber pocos participantes, podía obtener algún trofeo en categoría de veterano.  Por lo visto, tuvieron problemas con el cronometraje.  La organización fue una pena.  No gano Zaid ya que se perdió.   El balizamiento de la carrera fue pésimo y para colmo no tenían bien ni la clasificación.  Creo que por tres o cuatro veces les pedí que me dieran la clasificación pero me decían que no era posible.  Que ya me la mandarían por correo electrónico (nunca ocurrió)  Un desastre.  Me comentaron incluso que algunos corredores habían hecho trampas borrando algunas marcas para que los que iban detrás se perdieran, aunque creo más que me lo dijeron como una excusa para justificarse.  En fin, que después de comer y visto que la organización seguían sin publicar la clasificación, decidí marcharme.

 Una nueva experiencia.  No creo que vuelva más a esta carrera.  Muy mala organización en un entorno precioso.   Luego busqué en Internet la ruta hiponova y lo único que encontré es una carrera que sigue esa ruta, sobre todo en bicicleta de montaña, desde Villanueva del Mesía hasta Riofrío.   Creo que es una de las peores carreras en las que he participado, en cuanto a organización.  En lo demás, sobresaliente y siempre agradeciendo el esfuerzo de los voluntarios que estuvieron ayudando aquel día.

viernes, 9 de abril de 2021

2020 - RETO PERSONAL CAMINO DE SANTIAGO (PONFERRADA-SANTIAGO - 216 KM Y 4000 +) 21 Y 22 JUNIO DE 2020

  RETO PERSONAL CAMINO DE SANTIAGO: DESDE PONFERRADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA (21 Y 22 DE JUNIO DE 2020) 216 KM Y 4000 + SIN PARAR.


"Lo importante no es la meta sino el esfuerzo para llegar a ella"

                        Al fondo Ponferrada, tras subir el primer repecho y ajustarme la mochila.

      

     A fin de salir con fuerzas de la primera ola de la pandemia, entre marzo y junio de 2020, y visto que apenas había carreras previstas, decidí coger la maleta y afrontar un buen reto personal. Puse rumbo a Coria (Cáceres), mi pueblo, para visitar a mis padres y desde allí hasta la ciudad de los templarios de Ponferrada (León) y que ya conocía por haber corrido la ultramaratón de los 101 Peregrinos, en abril de 2016. En Ponferrada, tras pasar la noche en un hotel, dejé el coche, justo al lado de la estación de autobuses de la referida ciudad y todavía de noche y con el gps en mano, un garmin etrex 20x, me dirigí hacia el castillo templario de Ponferrada donde daba inicio a mi reto. Al final, la hora de salida de Ponferrada fue sobre las 6:48 horas del día 21 de junio de 2020 con llegada a Santiago de Compostela sobre las 19 horas del día 22. Aproximadamente, un total de 216 kilómetros y 4000 + recorridos sin parar, día y noche, en un tiempo de unas 37 horas. Mi objetivo no era un tiempo determinado, tan solo llegar al destino y ver como me desenvolvía en la orientación con un gps de mano, tras la desafortunada experiencia en la Ultra Algarviana de diciembre de 2019 con el garmin foretrex 601. No obstante, si no hubiese apretado demasiado calor en la segunda mañana y buena parte de esa segunda tarde, el tiempo habría sido mejor. Por otro lado, me equivoqué al llevar una mochila con demasiado peso (5 barritas de avena, dos móviles, ropa limpia, frontal, etc) y el roce de la misma y la humedad acabaron provocándome varias heridas en la espalda.


    Esta foto, con ese lema tan bonito corresponde a un edificio de Ponferrada que me llamó la atención la tarde antes del reto mientras me daba un paseo por la ciudad.

    Este es el imponente castillo templario de Ponferrada, digno de visitar y conocer.


    Los mejores momentos fueron al principio, en la zona de Cacabelos y Villafranca del Bierzo (estaba menos cansado y se disfrutaba mejor de los paisajes, rebosantes de luz y color). También en la zona alta de O Cebreiro y luego, a partir de Melide, ya a la mañana siguiente, por las múltiples paradas en bares para tomar refrescos de cola e isotónica con mucho hielo y por supuesto, las conversaciones con los lugareños a lo largo de todo el camino. Eso sí, al realizar esta aventura justo después del estado de alarma, apenas si tropecé con algún peregrino, estando casi todos los albergues y bares cerrados. De hecho durante la noche tuve problemas para poder encontrar líquido para hidratarme. Apenas hallé fuentes y todas las máquinas de vending o estaban rotas o desconectadas y hasta que no llegué a Palas de Rei, justo antes del amanecer, no pude tomarme un isotónico. El problema es que a esa hora hacía mucho frío y la parada me dejó tiritando.

     
    Esta foto me la hice en Samos, sobre el kilómetro 85 del reto, en un bar donde pude dar cuenta de un café, un refresco de cola y un isotónico.  Recuerdo que hablando con la dueña del establecimiento, le comenté que corría ultras como la UTMB y otras muchas, casi todas por montañas, y también lo que estaba haciendo en ese momento.  Me puso una cara entre incredulidad y admiración y por supuesto desconocía que era la UTMB y las ultra trails.

    La noche me cayó pasado Sarriá, sobre el kilómetro 100 aproximadamente, tras un merecido descanso, y durante la primera parte de la madrugada me resultó bastante llevadera. Luego el cansancio y la falta de agua me condicionaron un poco aunque como la temperatura descendió pude seguir corriendo sin muchos problemas. Antes de llegar a Palas de Rei me alcanzó una espesa niebla que apenas si me dejaba 3 metros de visión, pero lo suficiente para seguir avanzando a un buen trote. Por cierto, otro contratiempo nocturno que tuve fueron los perros de varias casas y eso que no estoy hablando de cualquier camino perdido de nuestro país, sino que tal vez sea una de las rutas peatonales más transitadas de Europa. Si que es verdad que la mayoría se encontraban atados y que iba de noche y con un frontal. Puede que no estuvieran muy acostumbrados, pero entiendo que el dueño debe tener a sus perros vigilando su parcela para que nadie entre en ella. En fin, salvo en dos o tres ocasiones que estaban en medio del camino, casi esperándome, no tuve mayores problema aunque el susto te lo llevas. Recuerdo que en uno de esos encuentros me asaltaron 3 perros, uno de ellos un mastín enorme. Dejé de correr y sin parar de mirarlos y muy tranquilo, al menos aparentando eso, los dejé atrás. Creo que me subieron más las pulsaciones que ascendiendo al Monte do Gozo.


      Esta foto me la hice ya en Melide, sobre el kilómetro 165 aproximadamente.  Aproveché para descansar y tomarme un desayuno recuperador en un bar.

En definitiva, recomendable experiencia aunque si vuelvo a hacer otra aventura de este tipo, buscaré que sea en fechas más primaverales (abril o mayo). Lo dicho, en el segundo día pasé mucho calor. Incluso llegué a plantearme suspender la preinscripción para la PT281 Ultramarathon de 2020 (281 km) que se celebra desde hace unos años, en el centro de Portugal, a finales de julio y que está inspirada en la americana Badwater donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de 50 grados. Por suerte, y sobre todo, con mucho esfuerzo, sacrificio y afán de superación, pude concluir tanto el reto personal del Camino de Santiago, a pesar del calor, como luego participar y completar la PT281 en 60 horas, también con muchísimo calor y con bastante más esfuerzo.

    En cuanto a logística no tuve ningún problema. Al llegar a Santiago tenía reservado un hotelito muy cerca de la Plaza del Obradoiro donde pasé la noche. Como llevaba ropa limpia, al día siguiente paseé por la ciudad disfrutando de la mañana, muy cansado pero feliz, y sobre las 10 horas a.m. me dirigí a la estación de autobuses de Santiago donde saqué un billete en dirección a Ponferrada, vía Madrid. Al mediodía, casi sin enterarme porque estaba bastante fatigado y me quedé dormido en el bus, llegué a Ponferrada donde tenía aparcado el coche, y vuelta otra vez a Coria, a ver a mis padres, antes de volver de nuevo a Málaga.


                Al poco de llegar a la Catedral de Santiago de Compostela y la famosa Plaza del Obradoiro.

                        Creo que la oportunidad lo merecía.

Y esto también, comprado en el mercado de abastos de Santiago.