2014 - V GRAN TRAIL PEÑALARA 2014 110km y 5000+ (25 y 26 de junio de 2014)

V GRAN TRAIL PEÑALARA 110km y 5000+ 
(25 y 26 de junio de 2014)

Crónica


Bueno, pues ahí va mi pequeña aportación al que se plantee hacer esta carrera en un futuro.

Antes que nada, recuerdos a los del Alpino que vimos y con los que nos encontramos durante la carrera y sobre todo, saludos muy especiales a los máquinas del TRM que afrontaron esta aventura conmigo, Choco, Gustavo y Fernadal (muchas gracias por las fotos) y también a Juanjo que estaba en la línea de salida animándonos y haciendo fotos.  La verdad que los momentos postcarrera fueron muy emotivos por que , entre otras cosas, uno tiene la sensación que todo el entrenamiento realizado se va a concentrar en muy poco tiempo.  Había nervios y ganas de que empezara todo.


Además de crónica hago algunas reflexiones a título personal y en cuanto corredor con muy poca experiencia en este tipo de carreras. 


Primera reflexión: Para estas carreras es necesario un frontal potente que aguante a máxima potencia toda la noche.   El que yo tengo aguanta unas cuatro horas y a partir de ese momento empieza a parpadear.  Ya me pasó en Los Bandoleros pero en la de Mérida, que es todo carril, la puse al mínimo y me aguantó bien.  En esta, opté por la siguiente solución, en las subidas al mínimo y en las bajadas al máximo, a ver si me aguantaba toda la noche.  Subiendo los últimos kilómetros de la Morcuera me empezó a fallar pero con la bajada poco técnica por el carril y las primeras luces del alba pude dibujar una grata sonrisa.  Desde luego, me pondré en busca de un buen frontal.

Segunda reflexión: Creo que para estas carreras son bastante recomendables los bastones.  Evitan cierta sobrecarga de las rodillas y fortalecen el tren superior.  En la subida al Reventón y en los últimos 30 kilómetros me hubiesen venido muy bien.  Poco a poco me voy acostumbrando a ellos.


Durante algún tiempo me planteé hacer la carrera en grupo, siguiendo a Gustavo o Choco, por ejemplo, pero al final opté por hacerla por libre, a mi ritmo.  Si quería correr correría y si deseaba andar, lo haría, según las necesidades del momento.  Creo que acerté.  Son carreras demasiado largas donde se pueden producir muchos contratiempos.

La carrera es muy dura y los primeros 27 kilómetros hasta la Hoya de San Blas son los más complicados.  Salimos con mucha fuerza, hay que superar un desnivel importante, es la zona más técnica junto con la de los claveles de Peñalara allá por el kilómetro 70, hay bastantes corredores que te adelantan o a los que adelantas, con lo que se incrementa el nerviosismo; también hay que sumar el estrés nocturno y luego el terreno es roca con arenilla suelta que se hace, en ocasiones, bastante resbaladizo.  También influye que son sitios y montañas que no conoces. 


En mi caso, salí bastante fuerte, el cuerpo y las piernas respondían bien y bueno, tocaba correr y tirar hacia delante.  El único problema que sufrí en esta primera parte fue la mochila que se me desajustó y me botaba más de la cuenta.  Realicé varios intentos por arreglarla pero desistí del empeño y preferí dejarlo para cuando amaneciera. La bajada técnica de la Maliciosa la realicé sin contratiempos.  Luego venía una zona de senderos zigzagueantes para disfrutar corriendo, sin embargo, una raíz en el camino que no ví y zas… mi primera caída.   Fuerte golpe en la rodilla izquierda pero podía continuar.  Bajas el ritmo y vas con más cuidado pero mentalmente ya vas algo fastidiado.  

Al llegar al avituallamiento de Canto Cochino (km. 18), allí no había un avituallamiento, había una verbena de corredores.  Se hacía difícil hasta hacer lllegar el vaso.  Me lo rellenaron unas cuantas veces.  Dichosos minivasos!  Menos mal que no lo compré. Es material obligatorio y en Rascafría más de uno lo había perdido por el camino. No entiendo lo del régimen de autosuficiencia por que al final, la diferencia básica con el avituallamiento de una carrera de montaña normal es que no ponen vasos de plástico para tomar allí mismo pero, en fin, supongo, que hay que seguir las tendencias de otras carreras.

No hay momento de descanso y llega la subida al Collado de la Pedriza que me resulta más dura que lo que indicaba el perfil de carrera.  Veo algunas caídas y corredores parados.  Algunos incluso llamando por teléfono.  Una chica que iba conmigo se había caído dos veces y la que iba primera la ví retirarse abrigada y con un brazo en cabestrillo. En fin, que me uno a la fiesta y se produce la segunda caída exactamente igual y en la misma zona.   Qué ganas tenía de que amaneciera!


La zona es bastante peligrosa por arenilla suelta y así avanzamos por senderos y alguna zona de carril.  Sobre el kilómetro 27 llegamos al control y avituallamiento de la Hoya de San Blas.  A partir de aquí cambia la carrera, mucha zona de carril y poca zona técnica.  Ya cada corredor va a su ritmo.  Empiezo a notar molestias en la tibia izquierda pero al poco tiempo me desaparecen.   No siento molestias en la rodilla.  Me encuentro bien e incluso adelanto a bastante gente corriendo y subiendo por el carril camino de la Morcuera.  Al fondo se ven las luces de las ciudades madrileñas y por la montaña se vislumbran los corredores con sus frontales.  No hace frío y la noche acompaña.

Mi mejor momento de carrera fue el amanecer bajando y corriendo la Morcuera.

La salida del avituallamiento de Rascafría, donde realizaron el control de material obligatorio, fue rápido y mentalmente me vino muy bien.  A la salida me encontré con Silvia. Me quito el sombrero por su carrera.  En la Granja me adelantó y ya no la volví a ver.  Muy buena carrera la suya y espectacular tiempo. 

La subida al Puerto del Reventón la hice charlando con un madrileño que recientemente había participado en la Transvulcania y que se había descolgado de Mayayo por temas gastrointestinales.  Creo que se nos hizo bastante amena la subida. 


Las vistas eran espectaculares.  El avituallamiento del puerto del Reventón, en mi opinión, era más bien escaso.  A partir de ahí, empezó a soplar más viento y el frío comenzó a notarse.  El cansancio hizo acto de presencia y lo que es peor, la rodilla se enfrío y me empezó a doler.  En pocos kilómetros pasé de encontrarme muy bien a estar como el nombre del puerto.  Del Reventón a Peñalara fue un suplicio y la bajada a la Granja, a pesar de la belleza del sendero entre los helechos, fue en un estado de sufrimiento interesante.  Para más inri el avituallamiento bajando a la Granja era solamente de agua.   En mi opinión, desde el kilómetro 55 hasta el 80 se realiza una parte bastante dura del ultra y creo que para la próxima edición deberían replantearse incluir algún avituallamiento más y con mayor surtido. 


Mentalmente iba tocado y físicamente ni lo describo … pero bueno, allí estaba mi hermana, cuñado y sobrino que resultaron un gran estímulo.  Decidí seguir aunque me encontraba exhausto y con la rodilla bastante perjudicada. Precisamente en la Granja me curaron la herida pero en cierto modo, supuso que se incrementara el dolor. 

Los últimos 30 kilómetros los hice, en parte, acompañado de un vallisoletano y una asturiana, a veces en  silencio y otras charlando.  Apenas si podía correr y el sufrimiento en mi recuerdo queda.  Los sitios que atravesamos eran merecedores de pararse y de paso, darse un chapuzón.   En 6 horas aproximadamente, por zonas realmente exuberantes y siguiendo el curso del río, llegamos al avituallamiento de la Pesga, subimos la Fuenfría y el Puerto de Navacerrada hasta llegar a meta. Menos mal que el calor nos dio una tregua. Por cierto, tal vez la euforia, tal vez la rabia, lo cierto es que bajando los últimos kilómetros me animé a correr y así entré en meta, acompañado de mi sobrino y muy satisfecho de haber completado la carrera y en un tiempo más que aceptable.

Mi próximo reto está cerca.  Este fin de semana (26 de julio). Vuelta al Aneto. 58 kilómetros y 3700+.  A ver que tal.
Saludos.









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