domingo, 18 de febrero de 2018

III ULTRA MARATÓN COSTA DE ALMERIA (9 de diciembre 2017) (83 km. y 2200 +)


III ULTRA MARATON COSTA DE ALMERIA
(9 DE DICIEMBRE DE 2017)

            Aunque esta vez he tardado más de la cuenta en publicar otra de mis crónicas, pues no siempre uno dispone del tiempo libre que quisiera, pero al final, y como dice el refrán, lo importantes es “más vale tarde que nunca”.  Pues eso, aunque con retraso, aquí dejo unos retazos y reflexiones de lo que ha sido la tercera edición del Ultra Maratón Costa de Almeria. 

            Ni que decir tiene que con la III Ultra Maratón Costa de Almeria concluyó mi temporada de ultras 2017, casi todas centradas en carreras homologadas por la ITRA, salvo la de Picos de Europa.  Creo que no ha estado mal. Y es que desde mi primer intento de finalizar una ultra, allá por marzo de 2014, cuando me enfrenté por primera vez a la Ultra de la Sierra de Bandoleros, ya han sido unas cuántas en las que siempre, algunas de mejor forma que otras, he conseguido terminarlas.    

A continuación dejo una relación de las finalizadas en este pasado año, 2017:

1)     Trail Álora 2017 – Sierra de Aguas – 50,7 km. y 2100 + (22 de enero de 2017)
2)     Ultra Trail Sierras del Bandolero 2017 – 163,4 km. y 6650 + (3 marzo de 2017)
3)     Formentera All Round Trail 2017 – 74,7 km y 850 + (25 de marzo de 2017)
4)     Penyagolosa Trails 2017 – Csp – 116.2 km y 5700 + (22 de abril de 2017)
5)     Ultra Trail Picos de Europa – 55 km. y 4300 + (13 mayo de 2017)*
6)     Ultra Trail Bosques del Sur 2017 – Tbs – 64,4 km. y 3425 + (6 de junio de 2017)
7)     Ehunmilak Ultra Trail 2017 – 170,7 km y 10150 km (7 de julio de 2017)
8)     Ultra Trail Côte D,Azur Mercantour 2017 – 145,7 km (25 de agosto de 2017)
9)     Santiago Pontones Trail Weekend 2017 – Long Trail Sierra de Segura – 50,3 km y 2150 +
10) Trail Turdetania 2017 – 50 km  (15 de octubre de 2017)
11) Doñana Trail Maratón 2017 – 70,6 km y 325 +  (4 de noviembre de 2017)
12) Sierra Norte 2017 – Maratón – 51 km y 1100 + (25 de noviembre de 2017)
13) Ultra Maratón Costa de Almería – 83,8 km y 2025 + (9 de diciembre de 2017)
*Carrera no validada por la ITRA.
            
            Y bueno, ya son unos cuantos años practicando este duro y sufrido deporte del trail en la modalidad ultra. Mi cuerpo se ha ido adaptando, no sin lesiones y todo tipo de molestias a esta tolerada y gratificante afición pero si que es verdad que el cuerpo se va resintiendo o, al menos siento que me va solicitando necesarias dosis de descanso, sobre todo las articulaciones, por lo que los próximos años, si continuo a este ritmo, debo medir muchos los esfuerzos y las distancias y procurar un calendario lo más compensado posible, siempre dentro de mis posibilidades físicas y económicas y mis limitados conocimientos.

            Tras esta pequeña introducción, a modo de resumen, me centro en la crónica en sí de la carrera.   He de reconocer que, en esta ocasión, dos semanas no fueron tiempo suficiente para que me recuperara de forma satisfactoria del Trail Sierra Norte de Sevilla (51 km) y en los últimos tramos de la Ultra Maratón Costa de Almería, desde Aula del Mar (kilómetro 64) hasta meta (kilómetro 84), lo acabé pagando.


            Como digo, por tercer año consecutivo volvía a Almeria a sufrir y disfrutar de esta bonita carrera con unos parajes dignos de mantener vivos en la retina.  A diferencia de los años anteriores, en este 2017 habían introducido algunos cambios y la Ultra terminaba en el Pabellón de Toyo-Retamar con la idea de eliminar los últimos kilómetros de llano y asfalto hasta llegar al pabellón municipal en Almeria capital.  Reducían casi 6 kilómetros y subían el desnivel positivo a 2200 +.  Creo que ha sido todo un acierto y los nuevos tramos introducidos están bastante bien, sobre todo, un duro repecho por sendero y un tramo, también por sendero, bordeando una un monte de tierra desértica hasta desembocar en unas antiguas minas.

            Al igual que el año pasado, tampoco me acompañaron mi mujer e hija.  A ver si para otra ocasión, las convenzo. En la nueva meta, en Toyo-Retamar, al lado del pabellón, hay dos hoteles de cuatro estrellas muy chulos.

            Tras recoger el dorsal en la tarde del viernes me dirigí a un hostal en Almería a pasar la noche.  Esta vez si conseguí dormir y sobre las 4 de la madrugada me levanté para prepararme.  En cuanto al material, seguimos utilizando las Hoka Mafate Speed 2 que ya van agonizando con más de 1000 kilómetros en sus suelas y la mochila Salomón S-lab 12 litros que ya cuenta con varios remiendos pero resiste.

            Como siempre, a esa hora hace bastante frío y uno en lo último que piensa es en ponerse a correr 84 kilómetros.  ¿Quién me mandará meterme en estas locuras? Menos mal que nos resguardamos en los asientos de los autobuses que, como en años anteriores, nos trasladaron al lugar de salida en Aguamarga.

            
            Al cabo de una hora aproximadamente de aguantar con cierto estoicismo el rigor del frío amanecer, sin más cobijo que varios portales, sobre las 7 de la mañana, el pelotón de la tercera edición de la ultra maratón Costa de Almería emprendió la marcha.  Mi objetivo, como siempre, es intentar terminarla y si el cuerpo y las piernas lo permiten, hacerlo en el mejor tiempo posible.  Salí más conservador y regulando más los esfuerzos que en las dos ediciones anteriores.  Tengo la ventaja que conozco casi todo el recorrido y además, la carrera es muy larga y salvo puntos concretos, todos los tramos son muy corribles por lo que si las fuerzas te responden puedes mejorar bastante.

            El primer tramo, de unos 13 kilómetros hasta Las Negras, es para mi gusto, el más espectacular. Todavía es de noche, el rocío de la mañana impregna las hierbas y arbustos próximos a los acantilados, la carrera se convierte en una interminable serpentina de luces y corres un largo tramo en bajada por un sendero que permite correr disfrutando hasta bajar a la Cala del Plomo; luego empiezas a subir y a bordear los abruptos cortados de roca hasta que bajas el tramo más peligroso y técnico de la carrera, a la altura de la cala de San Pedro, pasando al lado de la antigua fortaleza de esta cala.   


            Llego bien al avituallamiento de Las Negras (kilómetro 13).  Cargo agua, como algo y reemprendo la marcha. Tras dejar el asfalto empezamos una zona de subida y luego un tramo de sendero en dirección a la playa El playazo de Rodalquilar y el castillo de San Ramón  A partir de aquí vamos dejando la costa y nos adentramos en los paisajes desérticos del interior.   Tras atravesar la carretera comarcal y tomar la larga recta por carril de tierra, giramos a la derecha para realizar el nuevo tramo que se ha incluido en la ultra.   Aunque me van pasando algunos corredores, casi toda esta primera parte la hago sin dejar de correr pero con el paso del tiempo empiezan a cargarse bastante los gemelos.   Subimos por un sendero estrecho y cubierto de hierbas, luego por otro pedregoso para pasar finalmente a un carril asfaltado con fuerte pendiente. La subida se hace larga y penosa pero se compensa con unas espectaculares vistas.  Al cabo de unas 3 horas y 11 minutos llego al primer punto de control y avituallamiento, Hortichuelas altas, sobre el kilómetro 25 en la posición 119 de la general.

            Aprovecho para beber refresco de cola, un pequeño sándwich y salgo bastante rápido descendiendo por un carril de tierra.  Es la zona que he mencionado antes.  Hay un duro repecho por sendero y una zona de sendero llana pero en altura, como bordeando las elevaciones de tierra desértica, que acaban desembocando en unas antiguas minas (Minas de Rodalquilar) hasta que volvemos al recorrido original en el siguiente avituallamiento, Requena (kilómetro 30).

            
        Por este punto ya voy lastrando cansancio y diversas molestias varias pero sigo con fuerzas aunque regulando.  Muchas veces, cuando estoy en carrera me digo que este dolor y este otro y esa molestia estomacal, las debo reflejar en la crónica pero al terminar y tras varios días, esos recuerdos se van diluyendo y casi desapareciendo, y salvo en alguna ultra donde si creo haber reflejado dolor y el sufrimiento, en muchas otras parece que todo es fácil y muy llevadero y nada más lejos de la realidad.

            A partir de este kilómetro comienza otra dura subida hasta el punto más alto de la carrera, junto a unos repetidores, donde se disfrutan de unas magníficas vistas del campo de Níjar y comenzamos el rápido descenso por sendero buscando la Isleta del Moro, en el kilómetro 41, de nuevo en la costa.  En este descenso me animo bastante puesto que, precisamente por no ser un buen bajador, me reconfortó adelantar en ese descenso a unos 4 o 5 corredores.  Atravieso este segundo punto en 5 horas y 29 minutos, mejorando 10 puestos, en el 109 de la general.


            Abandonamos Isleta del Moro para pasar unos centenares de metros por la misma playa y tomar después un carril asfaltado que desemboca en otro gran carril de tierra que empieza a subir bordeando nuevos acantilados.  En estos primeros kilómetros dejamos atrás otro castillo, el castillo de San Felipe y la zona de los Escullos.  
           
            El cansancio se va apoderando de mí.  En algunos tramos empiezo a correr y parar unos pocos segundos y vuelvo a retomar la marcha y así sucesivamente.  El esfuerzo se traduce en una respiración entrecortada y en los típicos dolores musculares pero que todavía se hacen llevaderos.   A diferencia de otras carreras, no mantengo el ritmo con ningún otro corredor.  Sencillamente trato de mantener referencias con los que van delante o aquel que me pasa y avanza a un ritmo superior al mío.    En la subida entablo conversación con un ciclista al que luego veré en más ocasiones.

           Y al cabo de 7 horas y 2 minutos llego al siguiente punto de control y avituallamiento de la carrera, San José, en el kilómetro 52,5.   Es el único momento en el que me siento un rato para dar cuenta de un plato de macarrones y un vaso de refresco de cola.  Al sentarme, las piernas y los gemelos me tiemblan, prueba del esfuerzo realizado hasta el momento.  Por este punto me mantengo en la misma posición de la general, el 109.

           Y reinicio la marcha camino de los últimos kilómetros de subida.  Dejamos a nuestra izquierda la famosa playa de los Genoveses y enfilamos un largo e interminable carril de tierra.  Como es sábado y el día, aunque fresco es bastante soleado, mucha gente atraviesa ese carril en coche para desplazarse a las playas (playa del Mónsul) y calas de esa zona.


         Empezamos la última gran subida por carril camino del siguiente avituallamiento, Aula del Mar en el kilómetro 64,3, previamente subiendo a la Torre de la Vela Blanca.  En los últimos kilómetros entablo relación con una chica a la que sorprendo corriendo de espaldas para no cargar demasiado las rodillas.  La chica es joven y bastante simpática, me cuenta que es su cuarta ultra y que la Ultra Maratón Costa de Almería ya la realizó en su primera edición.   Aunque a un ritmo lento, no cesa de correr.  Juntos llegamos al avituallamiento de Aula del Mar donde me tomo un vaso de zumo de naranja y reemprendemos juntos la marcha.  Tras subida y bajada por asfalto, camino de la gran llanura del Cabo de Gata y Almeria, es cuando me viene el bajón y siento que debo parar y recobrar la respiración.   La compañera me adelanta y sigue a su ritmo.  En mi caso, tras unos quince minutos andando por un tramo de paseo marítmo, pegado a la misma playa, vuelvo a correr/andar por el carril de tierra paralelo a ésta.   Y en esas circunstancias, con más tesón que fuerza, cansado, llegó al último avituallamiento antes de meta, Cabo de Gata, en el kilómetro 72,6 en el puesto 99 de la general.

            Cierta alegría se empieza a dibujar en mi cara, siendo consciente que me queda el último y largo tramo hasta meta.  Sigo igual con la respiración. Siento que no voy bien y prefiero tomármelo con filosofía.  Corro pequeños tramos, descanso y vuelvo a correr y así sucesivamente mientras el frío y la noche se van cerniendo sobre aquellos parajes.  En estos últimos 20 kilómetros apenas encuentro a algún corredor.  Es un recorrido en solitario, saboreando el atardecer, solo acompañado por mi fatigosa respiración y por los ánimos de dos o tres corredores que consiguen pasarme.  Es noche cerrada cuando llego a las urbanizaciones de Toyo-Retamar.  Atravieso todo lo largo del paseo marítimo y enfilo, exhausto, los últimos metros en dirección al pabellón con mi bandera de Trail Running Málaga.   Al final, un tiempo discreto de 11 horas y 36 minutos en el puesto 103 de la carrera de 213 que finalizaron y como en las anteriores ediciones, con mucho ambiente en el pabellón.  Luego, ducha, algo de arroz y a coger el coche para Málaga.