III ULTRA MARATON COSTA DE ALMERIA
(9 DE DICIEMBRE DE 2017)
Aunque
esta vez he tardado más de la cuenta en publicar otra de mis crónicas, pues no
siempre uno dispone del tiempo libre que quisiera, pero al final, y como dice
el refrán, lo importantes es “más vale tarde que nunca”. Pues eso, aunque con retraso, aquí dejo unos
retazos y reflexiones de lo que ha sido la tercera edición del Ultra Maratón
Costa de Almeria.
Ni
que decir tiene que con la III
Ultra Maratón Costa de Almeria concluyó mi temporada de
ultras 2017, casi todas centradas en carreras homologadas por la ITRA , salvo la de Picos de
Europa. Creo que no ha estado mal. Y es
que desde mi primer intento de finalizar una ultra, allá por marzo de 2014,
cuando me enfrenté por primera vez a la Ultra de la Sierra de Bandoleros, ya han sido unas cuántas en
las que siempre, algunas de mejor forma que otras, he conseguido terminarlas.
A continuación dejo una relación de las finalizadas
en este pasado año, 2017:
1)
Trail Álora 2017 – Sierra de Aguas – 50,7 km . y 2100 + (22 de
enero de 2017)
2)
Ultra Trail Sierras del Bandolero 2017 – 163,4 km . y 6650 + (3
marzo de 2017)
3)
Formentera All Round Trail 2017 – 74,7 km y 850 + (25 de
marzo de 2017)
4)
Penyagolosa Trails 2017 – Csp – 116.2 km y 5700 + (22 de
abril de 2017)
5)
Ultra Trail
Picos de Europa – 55 km .
y 4300 + (13 mayo de 2017)*
6)
Ultra Trail Bosques del Sur 2017 – Tbs – 64,4 km . y 3425 + (6 de
junio de 2017)
7)
Ehunmilak Ultra Trail 2017 – 170,7 km y 10150 km (7 de julio de
2017)
8)
Ultra Trail Côte D,Azur Mercantour 2017 – 145,7 km (25 de agosto de
2017)
9)
Santiago Pontones Trail Weekend 2017 – Long Trail
Sierra de Segura – 50,3 km
y 2150 +
10) Trail
Turdetania 2017 – 50 km (15 de octubre de 2017)
11) Doñana
Trail Maratón 2017 – 70,6 km
y 325 + (4 de noviembre de 2017)
12) Sierra
Norte 2017 – Maratón – 51 km
y 1100 + (25 de noviembre de 2017)
13) Ultra
Maratón Costa de Almería – 83,8
km y 2025 + (9 de diciembre de 2017)
*Carrera no validada por la ITRA.
Y bueno, ya son unos cuantos años
practicando este duro y sufrido deporte del trail en la modalidad ultra. Mi
cuerpo se ha ido adaptando, no sin lesiones y todo tipo de molestias a esta tolerada
y gratificante afición pero si que es verdad que el cuerpo se va resintiendo o,
al menos siento que me va solicitando necesarias dosis de descanso, sobre todo
las articulaciones, por lo que los próximos años, si continuo a este ritmo,
debo medir muchos los esfuerzos y las distancias y procurar un calendario lo
más compensado posible, siempre dentro de mis posibilidades físicas y
económicas y mis limitados conocimientos.
Tras
esta pequeña introducción, a modo de resumen, me centro en la crónica en sí de
la carrera. He de reconocer que, en
esta ocasión, dos semanas no fueron tiempo suficiente para que me recuperara de
forma satisfactoria del Trail Sierra Norte de Sevilla (51 km ) y en los últimos
tramos de la Ultra Maratón
Costa de Almería, desde Aula del Mar (kilómetro 64) hasta meta (kilómetro 84),
lo acabé pagando.
Como
digo, por tercer año consecutivo volvía a Almeria a sufrir y disfrutar de esta
bonita carrera con unos parajes dignos de mantener vivos en la retina. A diferencia de los años anteriores, en este
2017 habían introducido algunos cambios y la Ultra terminaba en el Pabellón de Toyo-Retamar
con la idea de eliminar los últimos kilómetros de llano y asfalto hasta llegar
al pabellón municipal en Almeria capital.
Reducían casi 6
kilómetros y subían el desnivel positivo a 2200 +. Creo que ha sido todo un acierto y los nuevos
tramos introducidos están bastante bien, sobre todo, un duro repecho por
sendero y un tramo, también por sendero, bordeando una un monte de tierra
desértica hasta desembocar en unas antiguas minas.
Al
igual que el año pasado, tampoco me acompañaron mi mujer e hija. A ver si para otra ocasión, las convenzo. En la
nueva meta, en Toyo-Retamar, al lado del pabellón, hay dos hoteles de cuatro
estrellas muy chulos.
Tras
recoger el dorsal en la tarde del viernes me dirigí a un hostal en Almería a
pasar la noche. Esta vez si conseguí
dormir y sobre las 4 de la madrugada me levanté para prepararme. En cuanto al material, seguimos utilizando las Hoka Mafate Speed 2 que ya van agonizando con más de 1000 kilómetros en
sus suelas y la mochila Salomón S-lab 12 litros que ya cuenta con varios remiendos
pero resiste.
Como
siempre, a esa hora hace bastante frío y uno en lo último que piensa es en
ponerse a correr 84
kilómetros . ¿Quién me mandará meterme en estas locuras?
Menos mal que nos resguardamos en los asientos de los autobuses que, como en
años anteriores, nos trasladaron al lugar de salida en Aguamarga.
Al
cabo de una hora aproximadamente de aguantar con cierto estoicismo el rigor del
frío amanecer, sin más cobijo que varios portales, sobre las 7 de la mañana, el
pelotón de la tercera edición de la ultra maratón Costa de Almería emprendió la
marcha. Mi objetivo, como siempre, es
intentar terminarla y si el cuerpo y las piernas lo permiten, hacerlo en el
mejor tiempo posible. Salí más
conservador y regulando más los esfuerzos que en las dos ediciones
anteriores. Tengo la ventaja que conozco
casi todo el recorrido y además, la carrera es muy larga y salvo puntos
concretos, todos los tramos son muy corribles por lo que si las fuerzas te
responden puedes mejorar bastante.
El
primer tramo, de unos 13
kilómetros hasta Las Negras, es para mi gusto, el más
espectacular. Todavía es de noche, el rocío de la mañana impregna las hierbas y
arbustos próximos a los acantilados, la carrera se convierte en una
interminable serpentina de luces y corres un largo tramo en bajada por un sendero
que permite correr disfrutando hasta bajar a la Cala del Plomo; luego empiezas
a subir y a bordear los abruptos cortados de roca hasta que bajas el tramo más
peligroso y técnico de la carrera, a la altura de la cala de San Pedro, pasando
al lado de la antigua fortaleza de esta cala.
Llego
bien al avituallamiento de Las Negras
(kilómetro 13). Cargo agua, como algo y
reemprendo la marcha. Tras dejar el asfalto empezamos una zona de subida y
luego un tramo de sendero en dirección a la playa El playazo de Rodalquilar y
el castillo de San Ramón A partir de
aquí vamos dejando la costa y nos adentramos en los paisajes desérticos del
interior. Tras atravesar la carretera
comarcal y tomar la larga recta por carril de tierra, giramos a la derecha para
realizar el nuevo tramo que se ha incluido en la ultra. Aunque me van pasando algunos corredores,
casi toda esta primera parte la hago sin dejar de correr pero con el paso del
tiempo empiezan a cargarse bastante los gemelos. Subimos por un sendero estrecho y cubierto
de hierbas, luego por otro pedregoso para pasar finalmente a un carril
asfaltado con fuerte pendiente. La subida se hace larga y penosa pero se
compensa con unas espectaculares vistas.
Al cabo de unas 3 horas y 11 minutos llego al primer punto de control y
avituallamiento, Hortichuelas altas,
sobre el kilómetro 25 en la posición
119 de la general.
Aprovecho
para beber refresco de cola, un pequeño sándwich y salgo bastante rápido
descendiendo por un carril de tierra. Es
la zona que he mencionado antes. Hay un
duro repecho por sendero y una zona de sendero llana pero en altura, como
bordeando las elevaciones de tierra desértica, que acaban desembocando en unas
antiguas minas (Minas de Rodalquilar) hasta que volvemos al recorrido original
en el siguiente avituallamiento, Requena
(kilómetro 30).
Por este punto ya voy lastrando cansancio y diversas molestias varias
pero sigo con fuerzas aunque regulando. Muchas
veces, cuando estoy en carrera me digo que este dolor y este otro y esa
molestia estomacal, las debo reflejar en la crónica pero al terminar y tras
varios días, esos recuerdos se van diluyendo y casi desapareciendo, y salvo en
alguna ultra donde si creo haber reflejado dolor y el sufrimiento, en muchas
otras parece que todo es fácil y muy llevadero y nada más lejos de la realidad.
A
partir de este kilómetro comienza otra dura subida hasta el punto más alto de
la carrera, junto a unos repetidores, donde se disfrutan de unas magníficas
vistas del campo de Níjar y comenzamos el rápido descenso por sendero buscando la
Isleta del Moro,
en el kilómetro 41, de nuevo en la costa. En este descenso me animo bastante puesto que,
precisamente por no ser un buen bajador, me reconfortó adelantar en ese
descenso a unos 4 o 5 corredores. Atravieso este segundo punto en 5 horas y 29
minutos, mejorando 10 puestos, en el 109 de la general.
Abandonamos
Isleta del Moro para pasar unos centenares de metros por la misma playa y tomar después un carril asfaltado que desemboca en otro gran carril de tierra que
empieza a subir bordeando nuevos acantilados. En estos primeros kilómetros dejamos atrás
otro castillo, el castillo de San Felipe y la zona de los Escullos.
El cansancio se va apoderando de mí. En algunos tramos empiezo a correr y parar
unos pocos segundos y vuelvo a retomar la marcha y así sucesivamente. El esfuerzo se traduce en una respiración
entrecortada y en los típicos dolores musculares pero que todavía se hacen
llevaderos. A diferencia de otras
carreras, no mantengo el ritmo con ningún otro corredor. Sencillamente trato de mantener referencias
con los que van delante o aquel que me pasa y avanza a un ritmo superior al
mío. En la subida entablo conversación
con un ciclista al que luego veré en más ocasiones.
Y al cabo de 7 horas y 2 minutos llego al
siguiente punto de control y avituallamiento de la carrera, San José, en el kilómetro 52,5. Es el único momento en el que me siento un
rato para dar cuenta de un plato de macarrones y un vaso de refresco de
cola. Al sentarme, las piernas y los
gemelos me tiemblan, prueba del esfuerzo realizado hasta el momento. Por este punto me mantengo en la misma
posición de la general, el 109.
Y reinicio la marcha camino de los últimos
kilómetros de subida. Dejamos a nuestra
izquierda la famosa playa de los Genoveses y enfilamos un largo e interminable
carril de tierra. Como es sábado y el
día, aunque fresco es bastante soleado, mucha gente atraviesa ese carril en
coche para desplazarse a las playas (playa del Mónsul) y calas de esa zona.
Empezamos
la última gran subida por carril camino del siguiente avituallamiento, Aula del Mar en el kilómetro 64,3,
previamente subiendo a la Torre de la Vela Blanca. En los últimos kilómetros entablo relación
con una chica a la que sorprendo corriendo de espaldas para no cargar demasiado
las rodillas. La chica es joven y
bastante simpática, me cuenta que es su cuarta ultra y que la Ultra Maratón Costa de Almería
ya la realizó en su primera edición.
Aunque a un ritmo lento, no cesa de correr. Juntos llegamos al avituallamiento de Aula
del Mar donde me tomo un vaso de zumo de naranja y reemprendemos juntos la
marcha. Tras subida y bajada por
asfalto, camino de la gran llanura del Cabo de Gata y Almeria, es cuando me
viene el bajón y siento que debo parar y recobrar la respiración. La compañera me adelanta y sigue a su
ritmo. En mi caso, tras unos quince
minutos andando por un tramo de paseo marítmo, pegado a la misma playa, vuelvo
a correr/andar por el carril de tierra paralelo a ésta. Y en
esas circunstancias, con más tesón que fuerza, cansado, llegó al último
avituallamiento antes de meta, Cabo de
Gata, en el kilómetro 72,6 en el puesto 99 de la general.
Cierta
alegría se empieza a dibujar en mi cara, siendo consciente que me queda el
último y largo tramo hasta meta. Sigo
igual con la respiración. Siento que no voy bien y prefiero tomármelo con
filosofía. Corro pequeños tramos,
descanso y vuelvo a correr y así sucesivamente mientras el frío y la noche se
van cerniendo sobre aquellos parajes. En
estos últimos 20
kilómetros apenas encuentro a algún corredor. Es un recorrido en solitario, saboreando el
atardecer, solo acompañado por mi fatigosa respiración y por los ánimos de dos
o tres corredores que consiguen pasarme.
Es noche cerrada cuando llego a las urbanizaciones de Toyo-Retamar. Atravieso todo lo largo del paseo marítimo y
enfilo, exhausto, los últimos metros en dirección al pabellón con mi bandera de
Trail Running Málaga. Al final, un tiempo discreto de 11 horas y 36
minutos en el puesto 103 de la carrera de 213 que finalizaron y como en las anteriores ediciones, con mucho ambiente en el pabellón. Luego, ducha, algo de arroz y a coger el coche para Málaga.