2014 - CRÓNICA I TRAIL VILLA DE
MONTEFRÍO (30 km
y 1000+)
GRANADA - 17 MAYO 2014
Este sábado pasado, 17 de mayo de 2014, participé en
el I Trail Villa de Montefrío, en la provincia de Granada.
El año pasado, por estas mismas fechas, se celebró la
2º edición de la CxM Cenes de
la Vega. Fue mi segunda carrera por
montaña y la primera con un desnivel importante. Algo más de 200
inscritos. Muy dura. Invertí más de 3
horas y 30 minutos por unos lugares fantásticos, con Sierra Nevada justo
detrás, con un descenso final por un cortafuegos de vértigo y bastante
satisfecho pero muy cansado. La
organización estuvo bien, sin alardes.
Recuerdo que me fui enseguida camino del hotel en Pinos Puente para ver
a mis niñas y ducharme. Todavía quedaba mucho para hacer la paella. Me dieron una cerveza, bastante amarga, por
cierto, que arrojé en el primer contenedor que pude. En mi opinión, falló en la
post carrera. Comento esta crónica con esta introducción porque el domingo 18
de mayo de 2014 se ha celebrado la tercera edición de la carrera de montaña de
Cenes de la Vega
y hasta el último momento no tuve claro si volver a participar en la de Cenes
de la Vega o
decantarme por la de Montefrío. Como siempre, como regla general, la de participar en
nuevas carreras y conocer nuevos sitios, nuevas montañas, nuevas rutas, nuevas
organizaciones, hizo que, al final, me decantara por la de Montefrío. Craso error.
Tenía la de Cenes de la Vega el sábado 18 de mayo e,
incluso, ese mismo día se ha celebrado el I Trail Grazalema que viendo las
fotos, creo que hubiese sido una decisión más acertada aunque me he enterado de
la existencia de esta carrera el lunes 20 de mayo.
A mi modo de ver, estas carreras de montaña que
organizan los pueblos se deben enfocar desde un punto de vista turístico y
económico, lo que supone darle una publicidad acorde y tratar de implicar en
mayor o menor medida al pueblo, que discurra por las calles céntricas y que
finalice en la plaza o calle principal.
De esta forman se genera ambiente de carrera y la llegada a meta se hace
mucho más espectacular que no entrar en una nave desangelada a las afueras del
pueblo después de haber cruzado unas cuentas rotondas por mucho asfalto, sin
gente y la que hay te mira con cara de sorpresa, sin ambiente, sin arco de
meta, sin nada, más que un tipo con un ordenador pidiéndote la tarjeta y poco
más. Y para colmo, luego tienen un
descontrol absoluto con la clasificación, es decir, la organización, peor es
imposible.
En cuanto a la carrera en sí, decir que realizamos
una salida neutralizada por el pueblo, desde la nave, al lado del polideportivo
municipal, siguiendo a la organización.
En seguida, se creo un grupo de unos 15, entre ellos Zaid que ya en la
neutralizada iban marcando un fuerte ritmo.
En mi caso, como siempre, salida conservadora por lo que pueda pasar, y
al poco tiempo los perdí de vista.
Después de una subida por asfalto empieza la zona de carril que se va a
extender durante unos cuantos kilómetros en los que voy bien, me quedo
siguiendo a dos chavales y por detrás, apenas si miro, pero no me pasa absolutamente
nadie, es decir, por delante sólo está el grupo de unos 15 aproximadamente más
los dos que mantengo a la vista. El
carril es de tierra compacta y la mañana es soleada y con una temperatura
agradable. Me pego a uno de los
chavales que iba un poco distraído escuchando música. Al otro lo adelantamos en el avituallamiento
y no lo volví a ver en la carrera. Es
aproximadamente el kilómetro 8. Nos
meten por una carretera comarcal, asfalto puro y duro. Se me une el chico de azul, el que iba
escuchando música. Algo hablamos. Me dice que es de la zona, que conoce la
carrera y que hay un sendero muy bonito más adelante que la gente de la zona
conoce, llamada ruta hiponova y que supuestamente une por caminos de tierra
Sevilla con Granada. Después de varios
kilómetros por asfalto, la organización nos vuelve a dirigir a otro camino de
tierra más o menos llano. Llegamos al
primer punto de control y a partir de ahí se abre un bonito sendero en ascenso,
con mucho arbusto, donde incremento el ritmo y dejo al chaval de azul. Luego viene un descenso vertiginoso por un
sendero de tierra suelta y vuelta otra vez al asfalto para enseguida retomar
otro camino de tierra y el segundo de los avituallamientos. A partir de ese momento avanzamos por un
sendero con mucha piedra suelta, con bastantes socavones y con algún tronco en
mitad del camino. Obviamente, las
fuerzas ya no están intactas. Aminoro el
ritmo para recuperar y por la peligrosidad del descenso. El chico de azul y dos de Corduba Trail me
adelantan en este descenso. Tras varios
kilómetros y un último descenso bastante peligroso llegamos al cauce del
río. Dejamos el sendero y volvemos a un
camino más o menos ancho que discurre paralelo al río. De vez en cuando hay que cruzarlo y siempre
hay varias piedras que nos ayudan a evitar meter las zapatillas en el
agua. Después de varios cruces con el
río, al final, esta la trampa. Hay que
mojarse sí o sí. Menos mal que después
del remojón viene otro avituallamiento.
Casi salgo a la par que el chico de azul y los de Corduba Trail. Los tengo al lado. A partir de ese momento entramos en la ruta
hiponova que sigue paralelo al río pero empieza a subir. El paisaje es bastante bonito y se disfruta
del recorrido. Adelanto al chico de azul
que ya no lo vuelvo a ver más. Me
comenta que va con el depósito vacío.
Sigo avanzando a buen ritmo. Al
terminar la ruta hiponova nos vuelven a realizar otro control de paso. Pasado ese control de paso empezamos una
bajada y gracias a los de Corduba Trail que se habían perdido y habían hecho
unos cuántos metros más, nos damos cuenta que la carrera deja el camino y se
vuelve a adentran por un sendero que bordea la ladera. La cuestión es que la carrera está marcada
con tiza y esta se borra y a veces, si no estás muy pendiente en los cruces o
en la salida de cualquier vereda, pues los kilómetros demás están
servidos. El sendero es estrecho y tras
un kilómetro aproximadamente nos deja de nuevo en el carril. Al salir al carril me adelantan de nuevo los
de Corduba Trail. Trato de mantener su
ritmo. Seguimos por el carril sin
percatarnos que nos hemos vuelto a equivocar.
Un lugareño, a voces desde su campo nos indica por donde debemos tirar. Volvemos sobre nuestros pasos y empezamos una
dura subida vertical para cruzar un monte.
Ha habido cierta confusión, cabreo, etc.
Se produce un reagrupamiento de varios.
Al menos, somos 6. Nuestro
despiste ha beneficiado a los que iban detrás.
En la subida impongo un fuerte ritmo y me quedo sólo. Subimos el monte, descendemos y volvemos al
asfalto unos 100 metros
aproximadamente para coger el penúltimo avituallamiento. Me adelanta uno de los de Corduba Trail y un
corredor canijo con pinta de estar curtido en mil carreras. Los mantengo a cierta distancia durante
varios kilómetros por el carril de tierra mientras nos aproximamos de nuevo a
Montefrío. Por detrás, no se si me
siguen cerca o no. Tengo ligeras
molestias en la tibia izquierda pero aguanto.
Noto los gemelos bastante cargados, sobre todo, al subir las
cuestas. Decido sólo correr en llano o
bajando y andar en las cuestas. Al
llegar al pueblo entramos en asfalto. El
reloj me marca 25
kilómetros. Uno
de la organización nos dirige a otro camino de tierra. Voy sólo.
He perdido la referencia de los dos que iban delante mía y detrás no va
nadie. El camino bordea el pueblo por la
parte de atrás. Cada vez hace más
calor. Son 800 o 900 metros de dura
ascensión por una zona sin sombras, con huertos de lugareños, muchos perros,
escasas vistas y la sensación de agotamiento y calor. Pienso que lo suyo era un circuito por el
centro del pueblo y no mandarnos a subir por este carril. Una vez subido bajamos por la parte marginal
del pueblo, bastante fea por cierto, y con varios sobresaltos con algún que
otro perro. Nadie por delante, nadie por
detrás. La gente sale a pasear y me ven
con cara de extrañeza. Qué hace este
loco por aquí corriendo. Es muy triste
que la gente del pueblo no sabe que hay una carrera. Me guío por unas flechas que han marcado en
la calzada y algún chavalillo de la organización. Tengo leves molestias en la tibia izquierda
que ya vengo arrastrando desde hace varios kilómetros. Mi maldita tibia izquierda! Una lesión que vengo arrastrando desde
finales del mes de enero que no acaba de cicatrizar. Los últimos kilómetros por asfalto, entre
rotondas, los hago a ritmo muy tranquilo.
Algún policía local me indica el camino.
Por fin llego a la línea de meta, si por tal se puede entender la
llegada a una nave desangelada donde han llegado ya varios corredores. Los
quince de los que hablé más los dos que me adelantaron. Un tipo sentado en un ordenador me pide la
tarjeta. Por mi reloj salen algo más de 30 kilómetros y unos
mil metros de desnivel positivo. Hace
calor. Me llego al mostrador y me bebo 4
o 5 vasos de bebida isotónica. Los
gemelos están bastante cargados. Recojo
la bolsa del corredor y me voy a las duchas. El agua fría me ayuda a aliviar la tensión muscular acumulada.
Posteriormente,
un buen grupo de corredores junto con miembros de la organización
comimos una deliciosa paella. En mi caso,
después de un buen rato sólo en mi mesa, se sentó conmigo Zaid, toda una referencia en el mundo del trail, al que le
trajeron unas berenjenas. Tal vez el arroz tenía cerdo o a lo mejor no
le gustaba. Junto a Zaid se sentaron
otros “máquinas” de la carrera.
Hablaron entre ellos. A la semana
siguiente, vi a dos de esos corredores en la salida de la Zegama-Aizkorri. De hecho, esos mismos participaron, al día siguiente, en la primera edición del Trail
Grazalema. En fin, la razón de
quedarme, pues la paella se retrasó bastante fue el hecho de que, al haber pocos
participantes, podía obtener algún trofeo en categoría de veterano. Por lo visto, tuvieron problemas con el
cronometraje. La organización fue una
pena. No gano Zaid ya que se
perdió. El balizamiento de la carrera
fue pésimo y para colmo no tenían bien ni la clasificación. Creo que por tres o cuatro veces les pedí que me
dieran la clasificación pero me decían que no era posible. Que ya me la mandarían por correo electrónico (nunca ocurrió) Un desastre.
Me comentaron incluso que algunos corredores habían hecho trampas borrando
algunas marcas para que los que iban detrás se perdieran, aunque creo más que me lo dijeron como una excusa para justificarse. En fin, que después de comer y visto que la
organización seguían sin publicar la clasificación, decidí
marcharme.
Una nueva experiencia. No creo que vuelva más a esta carrera. Muy mala organización en un entorno precioso. Luego busqué en Internet la ruta
hiponova y lo único que encontré es una carrera que sigue esa ruta, sobre
todo en bicicleta de montaña, desde Villanueva del Mesía hasta Riofrío. Creo que es una de las peores carreras en las que he participado, en cuanto a organización. En lo demás, sobresaliente y siempre agradeciendo el esfuerzo de los voluntarios que estuvieron ayudando aquel día.