III CXM VILLA DE CASARES (20 KM Y 1000+)
CASARES (MALAGA)
28 DE ABRIL DE 2018
Dos semanas después del Ultra Trail
Nogueruelas volvimos a ponernos las zapatillas de trail para participar en otra
carrera corta y cerca de Málaga, con sólo 20 kilómetros y apenas
1000 +. De vez en cuando viene bien
cambiar de aires y disfrutar de las carreras cortas donde hay mucho menos
sufrimiento. Además, tengo comprobado
que las carreras de ultradistancia, además de “machacarte” te vuelven, cada
vez, más lento por lo que los entrenamientos, una vez recuperados del enorme
esfuerzo y cuando el cuerpo te avisa que ya han desaparecido casi todas las molestias,
entiendo que deben ir enfocados a coger algo de velocidad. En mi caso, casi nunca he hecho series porque
son demasiado lesivas, al menos para mi, pero si que trato de hacer bastantes
salidas por el paseo marítimo, es decir, asfalto en estado puro y en llano y en
la medida que puedo, apretar el ritmo.
La otra razón por la que me inscribí
a la Cxm Villa de Casares es porque aparecía inscrita en la ITRA y por lo
menos, tu clasificación y esa carrera se incluyen en una base de datos y en tu
perfil ITRA. Además, este año era una
de las carreras puntuables del campeonato provincial de Trail de Málaga.
Había escuchado que en la edición
anterior, en la que ganó Ángel Accino, casi todo el recorrido era por pista
forestal pero que este año habían aumentado el desnivel, incluyendo nuevos
tramos más técnicos.
Aquella mañana salí temprano de casa
con idea de llegar con tiempo para tomar un café y disfrutar del ambiente
precarrera. El pueblo de Casares es el
típico pueblo andaluz de casas blancas encaladas, de calles estrechas y
sinuosas y situado en lo alto de un monte.
A su vez, cuenta con su propia sierra, la sierra de Crestellina. Antes de llegar me preocupaba donde podría
aparcar porque a través del Google Maps no veía mucho aparcamiento. Pero nada más lejos de la realidad. Al estar en un alto han construido un
edificio de 7 plantas a modo de parking aprovechando lo escarpado del terreno,
de tal forma que entras con el coche desde la última planta. Luego, coges el ascensor y subes a un amplio
mirador y ya estas a escasos 300
metros de la plaza de España de Casares.
Al llegar al lugar de salida-meta ya
había mucho ambiente. Recogí el dorsal,
saludé y charlé durante un rato con un fuera de serie como Juanjo Montesinos y
busqué con la mirada una cafetería. En
el bar me encontré con un compañero de mi club y gran persona, Salva
Rosado. Nos sentamos en la terraza y
charlamos hasta que se fue acercando la hora del inicio de carrera. La mañana era fresca y el día bastante
soleado. Más tarde, saludé y nos
juntamos con otros dos corredores de mi club, Trail Running Málaga, con la
simpática Noemí y Mariano Porras, este último al que apenas he visto en dos
ocasiones pero que tiene un gran nivel y supongo que aspiraba a quedar entre
los primeros. Al final consiguió una
meritoria decimocuarta posición. En fin
tras las fotos de rigor y saludar a más gente, nos colocamos detrás del arco de
salida. Mucha gente congregada y un gran
número de corredores. La salida estaba
estipulada a las 10 de la mañana. Compruebo
que entre los primeros en la parrilla de salida está Ángel Accino. A ver si tiene suerte y vuelve a repetir. Al final no pudo ser quedando en segunda
posición.
La salida es explosiva y en cuesta.
Trato de no cebarme. En seguida pierdo de vista a Salva Rosado. Va como un tiro. Yo a mi ritmo. A la salida del pueblo por la
parte alta y al entrar al sendero, se forma un gran embudo que nos ralentiza a
todos pero una vez pasado se disfrutan de unos 2 o 3 kilómetros por pista
al abrigo de gran cantidad de árboles que flanquean el camino. Es un continuo sube y baja y sin darme
cuenta empiezo a adelantar a bastantes corredores. Luego empezamos un fácil ascenso por pista
hasta llegar al primer avituallamiento, kilómetro 3. Agua y algo de
isotónica, y entramos en la zona protegida de la Sierra Crestellina. Después de subir viene una vertiginosa
bajada, primero por un cortafuego y luego por un carril. Se corre bastante. Al cabo de varios kilómetros de rápida bajada
nos encauzan por un sinuoso y empinado sendero zigzagueando por un barranco
vertical. El cambio es bastante brusco y
durante unos minutos se deja sentir. Una
vez adaptados al esfuerzo de subir, sintiendo el corazón latir con fuerza,
empiezo a tirar, adelantando a varios corredores.
Ascendemos a través del sendero
hasta llegar a una construcción donde tienen habilitado un nuevo
avituallamiento, kilómetro 9.
Seguimos por sendero y empezamos una bajada bastante técnica donde la
vegetación apenas te deja ver donde pisas.
Hay que andar con mucho cuidado porque una mala pisada te puede dejar
con el tobillo bastante fastidiado y en mi caso, las Hoka Stinson, al tener
tanta amortiguación, tienden a ser más inestables.
Abandono el sendero y tras un tramo
por un prado y campo a través volvemos a zona de carril en dirección al
pueblo. Llegando al pueblo hay otro
avituallamiento en el que no paro y justo ahí, empieza un nuevo descenso con
algún tramo de piedras, a modo de calzada romana. Luego algo de pista forestal y por último más
vereda hasta llegar al último avituallamiento, kilómetro 16. Giramos a la izquierda por un carril asfaltado
y se pone a mi vera un chaval corpulento, con una gran melena que está en
nuestro grupo whatsapp. Creo recordar
que conocía a Gustavo y que se llama Jesús, pero no estoy del todo seguro.
Charlamos mientras seguimos ascendiendo.
Me comenta que dentro de dos semanas va a Asturias, al Ultra Trail Picos
de Europa. Le deseo suerte porque la carrera es bastante dura y técnica. En mi caso, le digo que voy a una nueva ultra
de media distancia por el norte de Castilla, Runela Trail.
Sin darme cuenta le dejo atrás. El carril asfaltado gira a la izquierda en un
rápido descenso hasta conducirnos a un sendero muy entretenido a la falda del
enorme barranco en el que se eleva el pueblo de Casares. Tras la bajada, una última subida siguiendo unas
enormes tuberías hasta que entramos de nuevo en las calles del pueblo y así, en
una dura cuesta entras en la Plaza de España, atestada de gente y corredores,
llego a meta. Al atravesar la línea de meta, nos colocan una
curiosa medalla y nos ofrecen un refresco y un buen bocadillo. Al final, buenas sensaciones, mucho mejor que
en la Cxm de Rute, terminando en el puesto 91 de 231 en 2 horas y 15
minutos. Lo único negativo de aquella
mañana fue la rotura de varios centímetros de la puntera de una de las Hoka
Stinson y el problema es que el fin de semana siguiente tocaba otra ultra por
el norte de Castilla, Runela Trail con 71 kilómetros y 7400
+/-, y en ese estado la zapatilla era un auténtico colador.
En fin, carrera corta y disfrutona
que espero correr más veces. Luego ducha
recuperadora y a coger el coche para volver a Málaga con la familia. Pude
despedirme de Salva Rosado y de Jesús, creo que así se llama.