lunes, 14 de marzo de 2016

TRANSGRANCANARIA ADVANCED 83 KM. y 4300 + (5 MARZO 2016)

TRANSGRANCANARIA ADVANCED 5 MARZO 2016

83 KM. Y 4300 +


El pasado sábado, 5 de marzo de 2016, participé, disfruté y sufrí la primera prueba del circuito de la Spain Ultra Cup, la Transgrancanaria Advanced.  No es que tenga intención de hacer el circuito.  De hecho, mi primera intención era participar en la larga pero por temas logísticos y familiares y viendo que me quedaba fuera de las inscripciones en Bandoleros opté por la Advanced.  Además, tenía ganas de conocer la isla y como me hablaban de la dureza de la prueba larga, qué mejor que probar con otra algo más corta y así conocer el terreno para probar con la larga otro año.

La meta de esta carrera está en una zona residencial de Maspalomas, en el sur de la isla, junto al faro y las dunas del mismo nombre.  Todos los edificios son hoteles de enjundia, rodeando el centro de Exposiciones de Meloneras.  Supongo que esos hoteles pagan y exigen que la meta se coloque allí.   En mi caso, mi apartahotel se encontraba a unos 4 kilómetros de la meta (Expomeloneras), lugar donde nos recogían los autobuses que nos llevarían, a partir de las 4,15 de la madrugada, al pueblo de Fontanales.

 A las 2,30 de la mañana del sábado puse el despertador y una hora después me estaba dando un nocturno paseo en dirección a los referidos autobuses donde había mucho corredor internacional (italianos, noruegos, suecos, polacos, británicos, eslovenos, alemanes, etc.).

Tras hora y media de viaje, en el que pude echar alguna cabezadita, nos sueltan en el pueblo de Fontanales.  Es la salida de la Advanced pero también avituallamiento de la larga.  Los vemos pasar con bastante energía.  Ya llevan 6 o 7 horas a sus espaldas con unos 40 km y mucho desnivel.  En la calle hace frío.  Me tomo un café para entrar en calor y hago tiempo hasta que empiezan a pasar el control.   Veo caras conocidas como Cristophe Le Saux, el rubio que siempre participa en el Tor des Geants.  Hay muchas caras conocidas del mundillo trailero como Pedro Bianco, Zigor Iturrieta, Xari Adrián, Sebas Sánchez, David Lutzardo, Santi Obaya, Sonia Escuriola, etc.  Como speaker está el famoso Depa entrevistando a los corredores.  A los élites los sitúan por delante y los van nombrando de uno a uno.  Yo me coloco en una segunda posición con ganas de empezar a soltar piernas y ver que es lo que me encuentro.  Creo que en esta carrera partimos aproximadamente 600 corredores.  Mi idea es bajar de las 13 horas.


Justo antes de dar la salida, a las 7 de la mañana, miro hacia el cielo y veo que el día está para ponerse a llover.  Al final, casi amaneciendo y sin necesidad de utilizar frontal, con lluvia de confeti incluida, salimos escopetados por una fuerte cuesta de cemento.   Los primeros kilómetros se me hacen muy amenos y entretenidos, por zona de pista de tierra y alguna de cemento, en un continuo sube y baja donde se corre bastante. 

Tras varias bajadas, alguna por sendero técnico, empieza una subida por pista en dirección al primer avituallamiento en Valleseco en el kilómetro 7,5.   El cielo está plomizo y la tierra bastante húmeda pero tanto las subidas como las bajadas se disfrutan.  Uno está fresco y va bien.  Además, como se comparte recorrido con la larga, pasas a muchos corredores que ya van más lentos y eso también anima.  Voy con bastones que pliego en las bajadas y abro en las subidas.  Todo perfecto, incluido un cinturón al que se pueden acoplar fácilmente los bastones y que probaba por primera vez.  Craso error!


Tras el primer avituallamiento sigue una zona de pista, senderos bastante corribles, algunos más estrechos, otros más técnicos, con mucha vegetación y atravesando paisajes de bancales y cultivos.  Es un continuo sube y baja. Así llegamos al siguiente avituallamiento en Teror, kilómetro 13, donde hay mucha gente animando.  Bebo refresco de cola (me suele sentar bien en las ultras) y cojo un puñado de membrillo.  Voy en el puesto 147 y sin molestias.


A partir de ahí empieza una brutal subida, la subida a la Cruz de Tejeda, en buena parte por tramos por sendero de tierra con bastante vegetación.  De vez en cuando llueve y hace bastante niebla.  Por suerte no hay mucho barro.  Mantengo una posición constante a base de mucho bastoneo.  Tomo algún que otro gel y alguna pastilla de sales.  Seguimos pasando a corredores de la larga.  La mayoría de ellos se apartan para dejarnos paso.  Ya llevo más de dos horas de carrera y estoy disfrutando.  Nuevo avituallamiento en mitad de la subida, Talayón, sobre el kilómetro 20.  Tomo isotónico de Overtims y sigo avanzando.   La subida continúa con bastante desnivel.  Paso a algunos corredores.  Ya no son todos de la larga.  Empiezo a sentir frío.  Llevo el impermeable en la mochila pero por ahora aguanto con los manguitos.  


La niebla cada vez nos cubre más y apenas se distingue el paisaje.  Más adelante, se escucha mucho gentío. En esa zona hay mucho ambiente y gente animando.  La carretera está al lado y los coches de los familiares y de los curiosos se agolpan para seguirnos y animarnos. Van abrigados hasta arriba lo que contrasta con algunos corredores que van en manga corta.  No es mi caso.  Al llegar a la carretera pensaba que terminaba la subida pero estaba equivocado.  Volvíamos a un sendero entre pinares con un desnivel considerable.   Empezaba a sentir las primeras molestias en los gemelos.  Ahora si llovía bastante y la niebla lo envolvía todo.  Hacía frío pero soportable.  Por fin, llegamos arriba y empezaba la bajada que la hice con un británico, vestido de negro.  Es una bajada bastante corrible, a veces carril, a veces sendero, algunos tramos con mucha piedra, otros tramos con menos.   Dejamos la niebla y la lluvia y topamos con el sol y con unas vistas espectaculares del centro de la isla.  Montañas de piedra, barrancos, espectaculares crestas y al fondo el pueblo blanco de Tejeda y enfrente la famosa piedra, Roque Nublo, como dominando desde una atalaya todo el valle.    Llego al avituallamiento de Tejeda en buen estado.  Es el kilómetro 28.  Algo cansado por la bajada pero bien. Cargo agua, bebo refresco de cola, algún dátil, membrillo y plátano.  Creo que el cinturón portabastones me aprieta más de la cuenta. Algunos lugareños nos miran extrañados. Supongo que pensarán que estamos locos.


Seguimos bajando por asfalto hasta llegar al río y empezamos la segunda gran subida de la carrera, la ascensión al Roque Nublo con algo de calor.  Nada, aquí toca controlar la respiración, bastonear, no mirar mucho hacia arriba y menos hacia abajo y a avanzar.  En la ascensión adelanto a varios corredores.  La hago con un chaval de rojo, vasco creo, que a media subida empezó a maldecir la roca y la dura ascensión.  Poco a poco nos adentramos en un pinar.  Adelanto a más corredores de la Advanced y llego a la famosa y gigantesca piedra en el puesto 120.  A partir de ahí, nos encontramos con un descenso bastante técnico en dirección a Garañón, descenso y luego ascenso que se me hizo más largo de la cuenta.  Por esta zona había mucho turista, mucho extranjero y más senderistas.  Nos animan.  Delante de mí un corredor ha sufrido un esguince de tobillo y es atendido por la asistencias de la organización.  Le puede pasar a cualquiera, pienso.  Estamos en la zona más alta de la isla y es un pinar muy bonito.  Pasamos por una presa y por fín, llego al avituallamiento intermedio: Garañón, kilómetro 40, dispuesto a comer mi plato de macarrones.  La pasta estaba algo seca e iba acompañada de una salsa que no me entró por el ojo. Al beber siento gruñir mis tripas.  Compruebo y veo que el cinturón portabastones me aprieta más de la cuenta y durante horas me ha ido cerrando el estómago.  Me lo quito pero ya es demasiado tarde.  La comida no me ha sentado bien y salgo de allí con malestar y apenas sin poder correr por el dolor.  Todo esto ocurrió en unos quince o veinte minutos.  La carrera dejaba de ser disfrutona para volverse sufridora.  Reconozco que he cometido un error pero no es tiempo de lamentaciones.  Hay que seguir. Pero bueno, con dolor, seguimos subiendo por el pinar hasta el observatorio y el pico de las nieves donde alcancé el mejor puesto en carrera, la posición 108, con casi 7 horas en carrera.   Ahora tocaba un largo descenso, al principio, bastante asequible pero luego se fue complicando con mucha piedra.  Corría a duras penas, con dolor de estómago, pero corría.  Empezaron a adelantarme corredores.  Trataba de seguirlos en la distancia y me esforzaba en no parar. Esa fue la consigna que me marqué: correr aunque fuera a ritmo lento.  Durante 2 o 3 kilómetros una chica, a unos 15 o 20 metros, me fue marcando el ritmo.  Al final la perdí de vista. 

  Empezamos a entrar en el valle de Tunte, kilómetro 51, otra zona de cultivo con unas vistas espectaculares.  Bajamos por un sendero de piedra, a modo de calzada romana donde hay que pisar con cuidado y mantener la concentración.   Un tropiezo y el barranco es tu destino.  Con mucho esfuerzo, a un ritmo lento pero sin parar de correr llegamos al avituallamiento de Tunte donde los voluntarios son unos jóvenes que tratan de animar a los corredores con música y megafonía.   Como algo y bebo isotónico.  Sigo con las molestias.  Ahora viene una zona de pista con bastante llaneo donde me cuesta correr y trato de andar lo más rápido posible hasta que empieza la pista empieza a ascender en un zigzag por un camino de piedra.  Me pasan algunos corredores.  Al terminar la subida empieza la nueva bajada, al principio por pista pero luego nos meten por un sendero técnico en dirección a Ayagaures, de muchos kilómetros.  Las piernas ya están cansadas y las molestias estomacales persisten.  En el descenso tengo que hacer varias paradas porque se hace bastante duro correr en ese estado.  Esta zona ya es más árida.  Apenas si hay vegetación. Vuelvo a trotar y vuelvo a andar.  Al final llego a un nuevo avituallamiento, Ayagaures, en el puesto 132, tras 10 horas de carrera.  Apenas, si me apetece comer algo.  Cargo agua y bebo un poco de isotónico y comienzo a afrontar la última subida de carrera.  En el anterior avituallamiento el refresco de cola tampoco me sentó bien.  Ahora es todo pista por barrancos y cañones desérticos.  Tiro de bastones y la afronto andando a buen ritmo.  Al llegar arriba, viene un primer descenso por pista bastante rápido y luego viene lo peor, el cauce pedregoso de un río seco flanqueado entre barrancos que se hace interminable.  Hay tramos de pista y otros tramos de pedregal donde se hace muy difícil correr. La molestia estomacal persiste y siento que acaba mermando las fuerzas.   Ando por las piedras y corro cuando el camino se aparta del río.  


Después de bastantes kilómetros dejamos el río y entramos en una pista compacta y amplia.  Maspalomas se ve cerca.  Atravesamos la autovía y enfilamos el cauce del río seco que cruza la ciudad. Último avituallamiento y seguimos bajando hacia la línea de meta. A pesar del dolor trato de hacer los últimos kilómetros sin parar de correr, más por cabezonería que porque fuera a mejorar mucho el tiempo o a adelantar a algún corredor.  En la zona de meta se agolpa mucha gente, hay gradas, los speaker de turno y mucho ambiente.  Atravieso los últimos metros con la bandera de Trail Running Málaga y por fin termino, cansado y aliviado por terminar con el sufrimiento.  Al final, lo dicho, después de todo, un tiempo mas que digno de 12 horas y 29 minutos en el puesto 135 de 501 corredores que consiguieron llegar a meta.