TRANSGRANCANARIA ADVANCED 5 MARZO 2016
83 KM . Y 4300 +
El pasado
sábado, 5 de marzo de 2016, participé, disfruté y sufrí la primera prueba del
circuito de la Spain Ultra Cup, la Transgrancanaria Advanced. No es que tenga intención de hacer el
circuito. De hecho, mi primera intención
era participar en la larga pero por temas logísticos y familiares y viendo que
me quedaba fuera de las inscripciones en Bandoleros opté por la Advanced. Además, tenía ganas de conocer la isla y como
me hablaban de la dureza de la prueba larga, qué mejor que probar con otra algo
más corta y así conocer el terreno para probar con la larga otro año.
La meta de
esta carrera está en una zona residencial de Maspalomas, en el sur de la isla, junto
al faro y las dunas del mismo nombre.
Todos los edificios son hoteles de enjundia, rodeando el centro de
Exposiciones de Meloneras. Supongo que
esos hoteles pagan y exigen que la meta se coloque allí. En mi caso, mi apartahotel se encontraba a
unos 4 kilómetros
de la meta (Expomeloneras), lugar donde nos recogían los autobuses que nos
llevarían, a partir de las 4,15 de la madrugada, al pueblo de Fontanales.
A las 2,30 de la mañana del sábado puse el
despertador y una hora después me estaba dando un nocturno paseo en dirección a
los referidos autobuses donde había mucho corredor internacional (italianos,
noruegos, suecos, polacos, británicos, eslovenos, alemanes, etc.).
Tras hora y
media de viaje, en el que pude echar alguna cabezadita, nos sueltan en el
pueblo de Fontanales. Es la salida de la
Advanced pero también avituallamiento de la larga. Los vemos pasar con bastante energía. Ya llevan 6 o 7 horas a sus espaldas con unos
40 km y
mucho desnivel. En la calle hace
frío. Me tomo un café para entrar en
calor y hago tiempo hasta que empiezan a pasar el control. Veo caras conocidas como Cristophe Le Saux,
el rubio que siempre participa en el Tor des Geants. Hay muchas caras conocidas del mundillo
trailero como Pedro Bianco, Zigor Iturrieta, Xari Adrián, Sebas Sánchez, David
Lutzardo, Santi Obaya, Sonia Escuriola, etc.
Como speaker está el famoso Depa entrevistando a los corredores. A los élites los sitúan por delante y los van
nombrando de uno a uno. Yo me coloco en
una segunda posición con ganas de empezar a soltar piernas y ver que es lo que
me encuentro. Creo que en esta carrera
partimos aproximadamente 600 corredores.
Mi idea es bajar de las 13 horas.
Justo antes de
dar la salida, a las 7 de la mañana, miro hacia el cielo y veo que el día está
para ponerse a llover. Al final, casi
amaneciendo y sin necesidad de utilizar frontal, con lluvia de confeti
incluida, salimos escopetados por una fuerte cuesta de cemento. Los primeros kilómetros se me hacen muy
amenos y entretenidos, por zona de pista de tierra y alguna de cemento, en un
continuo sube y baja donde se corre bastante.
Tras varias
bajadas, alguna por sendero técnico, empieza una subida por pista en dirección
al primer avituallamiento en Valleseco en el kilómetro 7,5. El cielo está plomizo y la tierra bastante
húmeda pero tanto las subidas como las bajadas se disfrutan. Uno está fresco y va bien. Además, como se comparte recorrido con la
larga, pasas a muchos corredores que ya van más lentos y eso también anima. Voy con bastones que pliego en las bajadas y
abro en las subidas. Todo perfecto,
incluido un cinturón al que se pueden acoplar fácilmente los bastones y que
probaba por primera vez. Craso error!
Tras el primer
avituallamiento sigue una zona de pista, senderos bastante corribles, algunos
más estrechos, otros más técnicos, con mucha vegetación y atravesando paisajes
de bancales y cultivos. Es un continuo
sube y baja. Así llegamos al siguiente avituallamiento en Teror, kilómetro 13,
donde hay mucha gente animando. Bebo refresco
de cola (me suele sentar bien en las ultras) y cojo un puñado de membrillo. Voy en el puesto 147 y sin molestias.
A partir de
ahí empieza una brutal subida, la subida a la Cruz de Tejeda, en buena parte
por tramos por sendero de tierra con bastante vegetación. De vez en cuando llueve y hace bastante
niebla. Por suerte no hay mucho barro. Mantengo una posición constante a base de
mucho bastoneo. Tomo algún que otro gel
y alguna pastilla de sales. Seguimos
pasando a corredores de la larga. La
mayoría de ellos se apartan para dejarnos paso.
Ya llevo más de dos horas de carrera y estoy disfrutando. Nuevo avituallamiento en mitad de la subida,
Talayón, sobre el kilómetro 20. Tomo
isotónico de Overtims y sigo avanzando.
La subida continúa con bastante desnivel. Paso a algunos corredores. Ya no son todos de la larga. Empiezo a sentir frío. Llevo el impermeable en la mochila pero por
ahora aguanto con los manguitos.
La
niebla cada vez nos cubre más y apenas se distingue el paisaje. Más adelante, se escucha mucho gentío. En esa
zona hay mucho ambiente y gente animando.
La carretera está al lado y los coches de los familiares y de los
curiosos se agolpan para seguirnos y animarnos. Van abrigados hasta arriba lo
que contrasta con algunos corredores que van en manga corta. No es mi caso.
Al llegar a la carretera pensaba que terminaba la subida pero estaba
equivocado. Volvíamos a un sendero entre
pinares con un desnivel considerable.
Empezaba a sentir las primeras molestias en los gemelos. Ahora si llovía bastante y la niebla lo
envolvía todo. Hacía frío pero
soportable. Por fin, llegamos arriba y
empezaba la bajada que la hice con un británico, vestido de negro. Es una bajada bastante corrible, a veces
carril, a veces sendero, algunos tramos con mucha piedra, otros tramos con
menos. Dejamos la niebla y la lluvia y
topamos con el sol y con unas vistas espectaculares del centro de la isla. Montañas de piedra, barrancos, espectaculares
crestas y al fondo el pueblo blanco de Tejeda y enfrente la famosa piedra,
Roque Nublo, como dominando desde una atalaya todo el valle. Llego al avituallamiento de Tejeda en buen
estado. Es el kilómetro 28. Algo cansado por la bajada pero bien. Cargo
agua, bebo refresco de cola, algún dátil, membrillo y plátano. Creo que el cinturón portabastones me aprieta
más de la cuenta. Algunos lugareños nos miran extrañados. Supongo que pensarán
que estamos locos.
Seguimos
bajando por asfalto hasta llegar al río y empezamos la segunda gran subida de
la carrera, la ascensión al Roque Nublo con algo de calor. Nada, aquí toca controlar la respiración,
bastonear, no mirar mucho hacia arriba y menos hacia abajo y a avanzar. En la ascensión adelanto a varios corredores. La hago con un chaval de rojo, vasco creo,
que a media subida empezó a maldecir la roca y la dura ascensión. Poco a poco nos adentramos en un pinar. Adelanto a más corredores de la Advanced y
llego a la famosa y gigantesca piedra en el puesto 120. A partir de ahí, nos encontramos con un
descenso bastante técnico en dirección a Garañón, descenso y luego ascenso que
se me hizo más largo de la cuenta. Por
esta zona había mucho turista, mucho extranjero y más senderistas. Nos animan.
Delante de mí un corredor ha sufrido un esguince de tobillo y es
atendido por la asistencias de la organización.
Le puede pasar a cualquiera, pienso.
Estamos en la zona más alta de la isla y es un pinar muy bonito. Pasamos por una presa y por fín, llego al
avituallamiento intermedio: Garañón, kilómetro 40, dispuesto a comer mi plato
de macarrones. La pasta estaba algo seca
e iba acompañada de una salsa que no me entró por el ojo. Al beber siento
gruñir mis tripas. Compruebo y veo que
el cinturón portabastones me aprieta más de la cuenta y durante horas me ha ido
cerrando el estómago. Me lo quito pero
ya es demasiado tarde. La comida no me
ha sentado bien y salgo de allí con malestar y apenas sin poder correr por el
dolor. Todo esto ocurrió en unos quince
o veinte minutos. La carrera dejaba de
ser disfrutona para volverse sufridora. Reconozco
que he cometido un error pero no es tiempo de lamentaciones. Hay que seguir. Pero bueno, con dolor, seguimos
subiendo por el pinar hasta el observatorio y el pico de las nieves donde
alcancé el mejor puesto en carrera, la posición 108, con casi 7 horas en
carrera. Ahora tocaba un largo
descenso, al principio, bastante asequible pero luego se fue complicando con
mucha piedra. Corría a duras penas, con
dolor de estómago, pero corría.
Empezaron a adelantarme corredores.
Trataba de seguirlos en la distancia y me esforzaba en no parar. Esa fue
la consigna que me marqué: correr aunque fuera a ritmo lento. Durante 2 o 3 kilómetros una
chica, a unos 15 o 20
metros , me fue marcando el ritmo. Al final la perdí de vista.
Empezamos a entrar en el valle de Tunte, kilómetro
51, otra zona de cultivo con unas vistas espectaculares. Bajamos por un sendero de piedra, a modo de
calzada romana donde hay que pisar con cuidado y mantener la
concentración. Un tropiezo y el
barranco es tu destino. Con mucho
esfuerzo, a un ritmo lento pero sin parar de correr llegamos al avituallamiento
de Tunte donde los voluntarios son unos jóvenes que tratan de animar a los
corredores con música y megafonía. Como
algo y bebo isotónico. Sigo con las
molestias. Ahora viene una zona de pista
con bastante llaneo donde me cuesta correr y trato de andar lo más rápido
posible hasta que empieza la pista empieza a ascender en un zigzag por un
camino de piedra. Me pasan algunos
corredores. Al terminar la subida
empieza la nueva bajada, al principio por pista pero luego nos meten por un
sendero técnico en dirección a Ayagaures, de muchos kilómetros. Las piernas ya están cansadas y las molestias
estomacales persisten. En el descenso
tengo que hacer varias paradas porque se hace bastante duro correr en ese
estado. Esta zona ya es más árida. Apenas si hay vegetación. Vuelvo a trotar y
vuelvo a andar. Al final llego a un
nuevo avituallamiento, Ayagaures, en el puesto 132, tras 10 horas de carrera. Apenas, si me apetece comer algo. Cargo agua y bebo un poco de isotónico y
comienzo a afrontar la última subida de carrera. En el anterior avituallamiento el refresco de
cola tampoco me sentó bien. Ahora es
todo pista por barrancos y cañones desérticos.
Tiro de bastones y la afronto andando a buen ritmo. Al llegar arriba, viene un primer descenso
por pista bastante rápido y luego viene lo peor, el cauce pedregoso de un río
seco flanqueado entre barrancos que se hace interminable. Hay tramos de pista y otros tramos de
pedregal donde se hace muy difícil correr. La molestia estomacal persiste y
siento que acaba mermando las fuerzas. Ando por las piedras y corro cuando el camino
se aparta del río.
Después de bastantes
kilómetros dejamos el río y entramos en una pista compacta y amplia. Maspalomas se ve cerca. Atravesamos la autovía y enfilamos el cauce
del río seco que cruza la ciudad. Último avituallamiento y seguimos bajando
hacia la línea de meta. A pesar del dolor trato de hacer los últimos kilómetros
sin parar de correr, más por cabezonería que porque fuera a mejorar mucho el
tiempo o a adelantar a algún corredor.
En la zona de meta se agolpa mucha gente, hay gradas, los speaker de
turno y mucho ambiente. Atravieso los
últimos metros con la bandera de Trail Running Málaga y por fin termino,
cansado y aliviado por terminar con el sufrimiento. Al final, lo dicho, después de todo, un
tiempo mas que digno de 12 horas y 29 minutos en el puesto 135 de 501
corredores que consiguieron llegar a meta.
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